Cerré la puerta de mi departamento y parándome frente al ascensor pedí que viniera por mí. En mi mente se reproducían los abrazos, los besos y las mañanas para acompañarla a la universidad. Gabriela se había ido y yo me quede aquí, solo.
Hacía dos años que no soltaba su recuerdo.
Sentí la presencia de alguien a mi lado y por sobre mi hombro vi a una mujer un poco más baja que yo, castaña y algo seria. Ella volteo a verme y pude notar que tenía ojos mieles tirando al color verde. Pecas por toda su cara y labios finos al igual que su nariz. Estaba vestida con un ambo de esos que utilizaban los médicos y una caja a su lado.
Ella iba a hablar, pero las puertas de ambos ascensores se abrieron y las palabras ni siquiera salieron. Marqué planta baja y mientras los recuerdos me golpeaban una vez más pensé si era necesario ir con los muchachos o quedarme aquí.
Pero ya estaba en camino hasta lo de Isaza. Compre un par de cervezas antes de continuar mi camino para encontrarme con mis amigos. Al tocar la puerta, Marto me abrió con una botella en su boca.
- Vaya – fruncí el ceño con diversión - ¿la fiesta comenzó sin mí?
Ingrese sin decir más y deje las cervezas en la mesa.
- Es que se ha tardado tanto que bueno, la cerveza me pidió por favor que la tomara – bromeo el más chico de los Vargas.
- Pero dile que no te emborrache tan rápido porque hoy no seré tu niñero – reí tomando asiento en el sillón.
- ¡Papo!
Isaza aparecía con una bandeja de picada, lo puso sobre la pequeña mesa del centro y tomo asiento a mi lado.
- ¡Te tardaste! – simón se acercó tras él.
- Pasé por un par de cervezas – moví mis hombros como si nada – para tres borrachos sin frontera.
- No nos insulte – suplico Simón – porque, si mi cerebro no me falla, a usted más de una vez lo vimos derrapar por el suelo.
Todos reímos recordando esos momentos de verdadera vergüenza, según ellos, porque siendo sincero jamás recordaba al día siguiente. La noche prosiguió entre bromas y algo de música. A nosotros se nos unió pedro.
Salí al balcón y suspiré observando las estrellas. Era una hermosa noche la que había en Bogotá, tomé de mi cerveza y luego sentí a alguien a mi lado. De reojo vi a Isaza quien me acompañaba por un rato.
- ¿te encuentras bien? – frunció el ceño.
- Claro – asentí y volví a tomar la cerveza.
- ¡A otro idiota con esa mentira, pero a nosotros no! – continuo con aquella expresión.
Suspiré y volví mi vista al cielo.
- Van dos años ya – aclaro mi amigo – deberías de comenzar a soltar
- Lo intento – susurre.
- ¿Por qué no conoces a alguien? – sugirió
- ¿no es eso lo he hecho este ultimo tiempo? – voltee a verlo con seriedad – todas mis conquistas fueron – pensé por un momento que adjetivo le pondría.
- ¿fallidas? – agrego él.
- Podría decirse que si – moví mis hombros como si nada.
- ¿Por qué no intentamos algo diferente? – sugirió.
- ¿Cómo qué? – voltee a verlo con gran intriga dentro de mí.
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Amor clasificado - Juan Pablo Villamil
FanfictionUna lista, una publicación en una red social como si fuera el clasificado del diario... para encontrar un amor, para viajar a la luna y quedarnos por siempre ahí. Todos los derechos reservados. QUEDA PROHIBIDA su copia u adaptación de cualquiera de...