Amor clasificado - Juan Pablo Villamil

.19.

Con mi amigo bajamos rápidamente del auto, vi a Lola caminar de un lado a otro en la puerta. su rostro mostraba también aquella ansiedad, aquella preocupación que también sentía por dentro.

- ¡lola!

Ella detuvo sus pasos y cuando estuvimos más cerca me di cuenta que se encontraba llorando.

- No entre aun, estaba esperándote... - murmuro

- Está bien.

Con ellos a mi espalda ingrese a aquella veterinaria. No había nadie en la entrada, todo se encontraba extraño. Escuche el movimiento de cosas en el pasillo y camine con rapidez pensando que era ella, pero vi a Verónica sacando cajas de ahí.

- Verónica.

Ella rápidamente volteo y sonrió al verme.

- Villa, ¿Qué haces aquí?

- ¿luna? – pregunte con rapidez, no quería que malpiense que me encontraba ahí por ella.

Ella iba a responder, pero su rostro se puso de malas al ver a lola a mi lado.

- Ya estarás contenta, ¿verdad? – la morena le recrimino a la pequeña Morales.

- No entiendo de que hablas, verónica – lola se defendió.

- Le fuiste con el cuento a tu hermana sobre Marcos y yo, me hecho gracias a ti...

- Eso te pasa por morder de la mano que te da de comer, Verónica – la pequeña era cruel.

- Mira, Lola... – verónica se acercó desafiante a ella.

Me puse frente a lola, no conocía a esta chica como para dejar que se acercara un poquito más a la hermana de Luna. Verónica me observo con sorpresa y comenzó a tartamudear.

- ¿crees que le hare algo?

- Creo que no te conozco y no importa lo que digas, solo quiero saber dónde se encuentra Luna. – hable con seriedad.

Ella solo suspiro y por sobre mi hombro observo a la más pequeña. Esto me ponía un poco más impaciente de lo que ya me encontraba.

- Verónica.

- Se encontraba demasiado enojada como para escucharme... - murmuro y bajo su vista al suelo – supongo que fue a la casa de Marcos.

- Debemos ir hasta ahí...

(...)

- Sé que es el primer piso.

Con Martin y lola corrimos hacia aquel edificio. La puerta se encontraba abierta y lo único que daba era gracias por esto. Subimos por las escaleras, no tenía tiempo de esperar el ascensor. Había varias puertas y ahora ya no tenía ni idea donde podía estar Luna con ese tipo.

- Voy a llamarla... - lola tomaba su teléfono.

Asentí y pasando mis manos con desespero por la cabeza, vi a Martin acercarse a las puertas. Fruncí el ceño con gran confusión.

- Es para escuchar el sonido del teléfono de Luna y saber cuál es el departamento...

Asentí y me acerqué con rapidez a las puertas hasta que el de la letra D, se escuchaba el tono de su teléfono. Comencé a golpear la puerta con rapidez, no sabía con qué me iba a encontrar. si había sido capaz de meterse con Lola, lo creía capaz de meterse con ella y de la peor manera.

- ¿si?

Abrí en su totalidad aquella puerta, no importaba quien se encontraba al frente de ella.

- Hola Víctor... - escuche la voz de Lola.

- ¿Dónde está Luna?

Hable con rapidez para Víctor.

- Primero, hola. – me hablo con seriedad – segundo, no es tu casa para que entres así...

- Víctor, ¿Dónde está Luna? – pregunto Martin con seriedad.

- Se encuentra con Marcos, están hablando en el balcón. – hablo señalando el lugar.

Narrado por Luna Morales.

- ¡vaya! – marcos abrió sus ojos con sorpresa cuando me vio entrar al balcón – que bueno es verte, ¿vienes a disculparte?

Lo observé con tanta seriedad, el enojo me comenzó a subir por el cuerpo cuando recordé todo lo que me había dicho mi hermana, su llanto desgarrador, sus crueles palabras.

- ¿Qué sucede? ¿te encuentras pensando que me dirás ahora, Luna? – hablo con victoria – pues... piénsalo bien, por comportarte como una cualquiera me lastimaste.

Junte todas mis fuerzas en mi mano y termine por golpear su nariz con mi puño. Aunque doliera luego, no dejaría que me faltase el respeto nunca más y que jamás en la vida se volviera a meter con mi hermana. El comenzó a quejarse del dolor retrocediendo.

- Y te mereces uno en las bolas, si es que las tienes... - hable entre dientes – eres un parasito, Marcos.

- ¿de qué mierda hablas? ¿estás loca o qué? – elevo su mirada furiosa hacia mí, se tocaba la nariz aun por el dolor.

- ¿loca? – abrí mis ojos con sorpresa – loca es poco comparado a lo que puedo llegar a convertirme...

- Estas enferma. – murmuro.

- Tu estas enfermo... - lo señale con enojo – meterte con mi hermana, eres un maldito asqueroso.

- ¡Ay dios! – rodo sus ojos con molestia - ¿Qué es lo que te dijo la lesbiana esa?

- ¡La lesbiana esa es mi hermana! Ten un poco más de decencia y compórtate como un hombre y no como un imbécil.

- ¿Qué me dijiste? – frunció el ceño enojado y se acercó a mi lentamente.

- Que eres un imbécil, un poco hombre, un maldito parasito... - lo empujé cuando sentí su respiración en mi rostro.

- Cometiste un grave error, luna. – hablo entre dientes.

- El que cometió un error fuiste tú. – hable con seriedad - Meterte con mi hermana es lo más bajo que hiciste, entre todo lo que me dijiste... me hiciste sentir culpable de todos tus malditos errores, de todo lo miserable que eras, me hiciste sentir que por acostarme con alguien que quería sin estar contigo era una cualquiera, me hiciste llorar, me gritaste... - me acerque con gran coraje – me faltaste el respeto, me traicionaste con mi amiga, podría seguir, pero lo mejor va a ser denunciarte Marcos. ¡Jamás! – grite enojada – vas volver a tocar o a insultar a una mujer.

Voltee para irme, estaba con un peso menos en el cuerpo. Quería que el maldito se pudriera, que se quemara vivo. El tomo de mi brazo con fuerza haciéndome voltear para defenderme.

- Tu no harás nada, porque no tienes pruebas... - escupió en mi cara.

- ¡Suéltame! – grité y comencé a forcejear con él.

- ¡Ey! ¡suéltala!

Escuche la voz de villa en aquel balcón, pero ¿Qué hacía aquí? Y mientras forcejeaba por soltarme, el termino por lograr que Marcos lo hiciera, vi que lo golpeo con fuerza, pero rápidamente Marcos se acercó a el termino por empujarlo y todo sucedió tan rápido que me acerque a la baranda intentando ir tras él.

- ¡villa!