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Acaricie la mejilla de mi hermana con lentitud. Ya todo había terminado y aunque una parte de mí se sintiera mal por Marcos, la otra solo estaba tranquila de saber que fue la mejor decisión que pudo haber tomado.

La cárcel siempre iba a ser la mejor opción, pero era mejor no volverlo a ver nunca más en la vida.

Escuché la puerta abrirse y por sobre mi hombro vi a Villa ingresar. Me limpie el rostro, las lágrimas comenzaron a caer sin previo aviso. Vi que tomo una de las sillas vacías y la acomodo del otro lado.

- Ya todo termino. – murmuro.

- Se merecía la cárcel. – comente acariciando aun la mejilla de Lola.

- Se merecía tantas cosas, menos a ti.

Lo observé a los ojos unos minutos y sonreí frente a eso. Era verdad que luego de todo, Marcos se merecía todo menos a mí. No podía creer que estuve enamorada de un matón enmascarado todo este maldito tiempo.

- ¿Puedo decirte algo?

El me observo unos minutos y asintió.

- Gracias por estar aquí conmigo.

- ¿Puedo decirte la verdad? – murmuro.

- ¿Cuál verdad? – fruncí el ceño con gran confusión.

- Que siempre voy a estar contigo, pase lo que pase. – confeso – aunque estemos separados, tu siempre vas a ser mi mejor amiga.

- ¿era tu mejor amiga? – termine por sonreír

Me dolió un poquito el corazón y a la vez me lo curo con tan solo eso.

- Lo sigues siendo, como también eres el amor de mi vida y eso no lo va a cambiar esto.

- Villa... - susurre.

- No digas nada, yo solo...

- ¿pueden besarse?

Ambos volteamos a ver a lola que nos observaba con una pequeña sonrisa. Comencé a reírme de la felicidad mientras que mis lágrimas comenzaron a caer.

- ¿nos hemos despertado chistosa? – bromeo villa observándola.

- Siempre fui chistosa, que eso te quedé claro. – bromeo lola.

Luego mi hermana me observo y achino sus ojos mieles. Su rostro aún conservaba los crueles golpes de Marcos.

- Hola. – susurro aun sonriendo.

- Hola, ¿Cómo te encuentras? – acaricie su mejilla.

- Mucho mejor ahora.

- Pensé que te había matado. – murmure.

Sus ojos comenzaron a ponerse rojos y por un momento comencé a sentir el escalofrío de que verdaderamente podía no verla nunca más.

- Ey... - villa susurro llamando nuestra atención – ya todo termino.

- Es verdad. – asentí y sonreí.

- Tengo miedo que vuelva a hacerme algo o a ti, Luna. – mi hermana me observo con demasiado miedo.

- Marcos ya no nos puede hacer daño. – acaricie su mejilla – Marcos está muerto, Lola.

- ¿Qué? – abrió sus ojos con sorpresa.

- Se suicidó. – comento villa – así que ya no volverá a hacer daño.

- ¿De verdad?

Amor clasificado - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora