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Las semanas pasaban, las dosis de quimioterapia eran cada vez mas fuertes. Leo evaluaba la posibilidad de una operación de medula y mis posibles donares estaban en proceso de análisis: mi mama, mi papa, mi hermana y hasta inclusive mis tías.

Todos ya sabían de mi situación y el momento más doloroso para mí, además de haberle dicho a villa y a Lola, era haberme encerrado con mi abuelo para explicarle el porque me encontraba calva.

Jamás de dolió tanto como verlo llorar, pero decirme que era una pequeña guerrera.

Observe el techo de la sala. Me encontraba tirada en el suelo mientras escuchaba la lluvia fuera. Volteé y vi a villa que también se encontraba de la misma forma. El silencio era lo más sagrado que teníamos entre los dos.

- Ey... - susurre

Villa se volteo y por debajo de la mesa nos observamos con gran curiosidad.

- ¿No te parece el sonido más excepcional?

- ¿la lluvia? – sonrió.

- La lluvia.

- Es el sonido más relajante del mundo... pero ¿sabes porque me gusta aún más?

- ¿Por qué? – sonreí emocionada por saber todos sus secretos.

- Porque me acompañas a escucharla tú. - hablo con tanta sinceridad.

- Eres demasiado romántico cuando te lo propones, ¿te lo he dicho?

el solo comenzó a reír y volvió a observar al techo. Era tan lindo de perfil y estaba tan feliz de tenerlo a mi lado.

- Me lo han dicho, de hecho, escribí canciones de amor a mi ex. – comento divertido.

- Bendita sea Gabriela... - reí.

- A ti también te dedique una canción. – me observo fijamente – en realidad una canción que me hace recordar a nosotros.

Abrí mis ojos con sorpresa, no sabía que teníamos una canción.

- ¿quieres escucharla? – pregunto con curiosidad.

- ¿Me cantaras? – susurre.

- Hare algo mejor que eso...

Vi que se levantó del suelo, me senté y lo observé desde ahí. Su pantalón de pijama y sus medias hasta arriba, lo hacían ver tan niño, pero tan lindo a la vez. Encendió su computadora y busco la canción.

- Y ahora, espero que te levantes...

- ¿Por qué? – fruncí el ceño con curiosidad.

- Porque bailaremos. – sonrió moviendo sus cejas con diversión.

- ¿de verdad? – comencé a reírme frente a su locura.

- De verdad. – asintió con seguridad.

Su sonrisa seguía intacta frente a lo que decía. Solo puso play a la canción y comencé a reírme aún más cuando comenzó a sonar "cuando nadie ve", jamás pensé que esa canción le hiciera recordar a nosotros.

Me levante con rapidez y tome de sus manos, comenzamos a dar pasos por la sala del departamento. Una que otra vuelta y luego comenzó a cantar como solo el podía.

Tomo de mi cintura y su mano con la mía hacían una hermosa escena de baila real.

- Y ahora entiendo cuál es mi papel, nos queremos cuando nadie ve – sonrió divertido - Las balas perdidas de este amor, prefiero no verlas en mi piel... - me hizo dar una vuelta con diversión y terminamos muy cerca, sentía su respiración en mi rostro - Si me preguntan por ti... Diré que es mentira que toda una vida he soñado contigo...

Amor clasificado - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora