.16. II

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Narrado por Luna Morales

Sonreí cuando volteo a verme, íbamos camino a quien sabe. No tenía miedo, no tenía ni siquiera la ansiedad de saber a dónde caeríamos. La ciudad se encontraba vacía pero las estrellas y la gigante luna iluminaba todo.

El ingreso a un garaje dentro de uno de los grandes edificios. Al apagar el motor, ambos bajamos y bordeando aquel Audi tome con rapidez su mano con una sonrisa.

Ambos caminamos en silencio hasta el ascensor. Por unos minutos algo se me vino a la mente. Lo solté y caminé hacia el de al lado. voltee a verlo y termine por entender lo que en mi cabeza sucedía.

- Nos conocíamos. – susurre.

- ¡Hola chica del ascensor! – bromeo.

- ¿también recuerdas eso? – sonreí aún más, el asintió conservando su sonrisa – cuando te lo pregunte solo dijiste que, si así lo fuera, jamás me olvidarías...

- No lo hice, ¿o sí? – enarco su ceja con curiosidad.

Reí y me acerqué a él para chocar nuestras narices. Parecíamos novios, de esos adolescentes que vivían al máximo su inicio de amor. Bese sus labios con ternura, estaba más que feliz.

Cuando ingresamos al ascensor el marco el piso que quería y sonreí un poco más cuando puso sus manos en la pared acorralándome contra ella.

- Relájate, que aquí no podemos hacerlo... - reí sobre sus labios.

- Seria perturbador para todos, ¿no? – bromeo – igual, no me molestaría en absoluto...

- ¡Villamil! – golpee su hombro, pero termine por abrazarlo por su cuello y besar nuevamente sus labios.

- Es que tengo que recuperar el tiempo. – confeso.

Reí y aun prendida a su cuello lo observé, era tan lindo. Sus ojos verdes, eran tan profundos. Su sonrisa de niño, su ternura acida, sus manos en mi cintura y quería seguir describiéndolo para mi diario mental. No podía creer estar así, de sentir miedo a sentir esto ahora.

La puerta se abrió y tomando mi mano caminamos hacia la puerta de lo que era su departamento. Me dejo entrar primero y al prender la luz pude ver que era ordenado, o eso quería hacerme creer. Voltee, el tiraba sus cosas en una de las pequeñas mesadas de la entrada.

Sonreí y caminé hacia el para tomar de su nuca y besarlo. Sentí sus manos nuevamente en mi cintura. Era tan necesario sentirlas ahí, parecía que me sostenía de no caer.

Su lengua se encontró con la mía, produciendo tantas cosas dentro de mí. Esas descargas eléctricas que me hacía vibrar, era todo lo que extrañaba. De un brinco, me encadene en su cintura con mis piernas y el solo comenzó a caminar a quien sabe dónde de aquel lugar.

Sentía sus manos ir desde mi cuello hacia el final de mi espalda, mientras que las mías solo acariciaban su cabello. Me encontraba fuera de mí, en otra galaxia, en donde solo existía su planeta y mi luna.

Sentí la pared detrás de mí, apoyé mi cabeza. El comenzó a descender sobre por mi cuello. Mordí mi labio inferior para ahogarme en suspiros, aún era demasiado pronto para volverme completamente desquiciada por él.

Él se separó de mí, su nariz choco con la mía. Su densa respiración me daba calor que hasta por un momento pensé que caerían gotas de sudor.

- Te ves linda de gatita... - susurro.

- Y esta gatita puede ser peor. – bromee.

El comenzó a reírse, sentía como todo vibraba bajo ese dulce y melodioso sonido.

Amor clasificado - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora