.7. II

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Camine al baño, quería bajar un poco de revoluciones. Se había sentido extraño decirle "mi amor" a villa y que el simplemente continuara al juego.

Me observe al espejo, estaba toda traspirada. Un asco, pero no podía negar que amaba divertirme. Limpie mi rostro con agua y nuevamente Salí para el siguiente ruedo con Bachi, pero de repente choque con Gabriela de frente.

- Lo siento. – murmure apenada.

- Luna, no te disculpes. – sonrió - ¿podemos hablar unos segundos?

- ¿Qué? – abrí mis ojos con sorpresa, ahora veía que quizás me quería golpear o algo.

- Tranquila, solo quiero decirte que de verdad... – tomo mi mano con ternura – estoy muy feliz de que villa este con alguien como tú.

Parpadeé varias veces al escuchar eso y sonreí con nerviosismo.

- Gracias. – susurre.

- Cuando lo deje el, estuvo muy mal. – suspiro con tristeza – Juan Pablo es una buena persona, es un ser increíble y se merece que lo quieran como se debe – confeso – y en ti, veo todo lo que el necesita.

Me quede en silencio y lleve tímidamente mi mirada hacia donde se encontraba. Juan Pablo era una persona excepcional, pero se debía tener un gran amor. Sonreí levemente y volví a ella.

- Es verdad que es un ser increíble. – confesé - Gracias por tus palabras.

- Espero que alguna vez podamos salir los cuatro... – rio levemente – sin rencores.

- Sin rencores. – reí con ella.

Gabriela ingreso al baño y yo camine hacia la barra para pedir una botella de agua. La cerveza daba sed. Por unos instantes sus palabras se aparecieron en mi mente. ¿y si me gustaba villa? No podía ser así porque en mi cabeza aún estaba Marcos, aunque debía admitir que cada vez que estaba con el todo era un poco mejor.

- ¿Qué sucedió con Gabriela?

Lleve mi vista hacia villa que se ponía a mi lado.

- ¿Por qué?

- Porque las vi hablando y...

- ¡Eres un chismoso! – bromeé, el solo rio levemente por eso - Nada, solo me ha dicho que eres una buena persona – sonreí – y le di la razón.

- ¿soy una buena persona para ti? – frunció el ceño con diversión

- Créeme cuando le digo que nadie me llevo helado cuando estaba mal como lo has hecho tú.

Ambos nos observamos a los ojos y terminamos por reír, me producía cosquillas su risa. Sus ojos me trasmitían tanto, que si encontraba a alguien con todo lo que él me daba me lo iba a quedar.

De golpe mi sonrisa disminuyo cuando vi a Marcos, con la misma mujer de aquella vez. ¿Hoy era el día de encontrarse con los ex?

- ¿Qué sucede? – Villa me observo con preocupación.

Iba a decirle la verdad, pero luego lo vi vernos y todo lo que me salió fue tomar de las mejillas de villa y unir nuestros labios.

La descarga eléctrica que había sentido esa vez al tomar su mano, se había sentido en nuestros labios, pero simplemente no pude despegarme. Eran suaves, era deliciosos. Sentí sus manos en mi cintura, mis ojos cerrados dejándome soñar con ese beso que me hacía perder la noción de lo que había hecho.

Su lengua pidió permiso a mis labios para poder conocer más a fondo, no podía negarme. No tenía control de mi misma. Su lengua y la mía bailaban entre ellas, se quisieron de primera. No podía negarlo. Mis manos fueron a su cuello para aferrarme a él, no sabía si ahora quería soltarlo, pero simplemente el aire comenzó a faltarnos y el encierro no ayudaba en absoluto frente a nuestra necesidad de seguir pegados, de seguir entre sus brazos.

Amor clasificado - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora