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Narrado por Luna Morales

Baje las escaleras de mi casa y pude ver a mi hermana mirando entretenida la televisión, camine hacia ella y note a mis padres en la cocina. Suspire cuando me senté a su lado, la observe de reojo. Lola me observo con curiosidad.

- ¿te sientes bien? – pregunto con preocupación.

- ¡claro que sí! – sonreí y me tiré hacia atrás para acomodarme mejor.

- Entonces, ¿Por qué el suspiro?

- Porque bajé las escaleras y no sabes lo agotador que es... - confesé – pero al menos sé que hice algo de ejercicio para crear musculo. – bromee.

Ella solo rio levemente, le quedaba lindo el pelo corto que poco a poco crecía. Se notaba más relajada.

- Me gusta cómo se encuentra tu cabello. – confesé.

- A mi también. – aseguro y termino por apagar la televisión.

- Te hace ver más tu...

- ¿tu crees? – sonrió de forma tierna.

Mi pequeña hermana era hermosa.

- ¡claro! Jamás te mentiría... - sonreí.

- Y tú te ves hermosa, también. – se acercó a mí y tomo de mi brazo para abrazarme.

- La calves no es algo por lo cual me avergüenzo...

- Y yo tampoco me arrepiento de haberlo hecho. – susurro.

- Jamás te arrepientas de esto, porque lo hiciste por mí y... estoy agradecida contigo por todo.

Ella frunció el ceño con una sonrisa de por medio.

- ¿hasta por haberte robado el Stich gigante?

- Bueno, eso no... - ella comenzó a reírse – pero si por haberme elegido como tu hermana mayor. Quizás no fui la mejor, pero traté de hacerlo lo mejor que pude.

- Eres la mejor, la más buena y hermosa del mundo. Jamás olvides que tu brillas en mi mundo, hermanita. – beso mi mejilla.

- Siempre voy a brillar para ti, sabes que la luna nunca te abandonara... - la observe y acaricie su mejilla con ternura – ni a ti, ni papa y a mama, ni a Laura, ni a villa... la luna jamás va a dejar de brillar para ustedes.

Ella me observo unos minutos y luego observe a mis padres que se acercaban a nosotras con una tierna sonrisa.

- ¿quieren cenar? – pregunto mama con curiosidad.

- Quiero una hamburguesa con papas fritas y una cerveza, por favor. – sonreí con emoción.

- Luna, tú no puedes tomar... - me recrimino papa.

- Quiero decirte que hoy, por ser el concierto de mi esposo, Leo me lo permitió. – Hable orgullosa de eso.

Mis padres solo rieron, pero note la disconformidad de mi papa frente a mi confesión. Leo me había permitido tomar una sola cerveza en celebración de que Morat agoto sus entradas en menos de un mes y que, tenía el esposo más lindo del mundo entero.

- De verdad, papa, no debes preocuparte. – sonreí con tranquilidad – es solo una cerveza.

- Está bien, solo una Morales...

- Solo una. – guiñe mi ojo con diversión.

Entre que pedimos y demás, la noche había empezado y con eso el concierto también. Laura me había envidado un par de fotos junto a Villa y también el mismo me enviaba audios hablándome de su emoción. Me encontraba demasiado feliz por eso.

Amor clasificado - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora