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Acompañe a Luna hasta la habitación, deje su mochila en una de las sillas y vi como ella se recostaba agotada de subir las escaleras de su casa. Me observo como una niña desde ahí y estiro débilmente su mano hacia mí.

Me acerque a ella para tomarla de forma lenta.

- Acuéstate conmigo. – suplico.

Ella se movió hacia el otro costado de la cama y me acomode a su lado. De costado la observe, su perfil era demasiado perfecto ante mis ojos y no me cansaría ni siquiera de pensarlo.

- Mi amor...

- Dime. – murmure sin dejar de observarla.

- ¿Qué habrá después de la muerte? ¿tú crees que venimos de otras vidas? – volteo a verme y acomodo su cabeza sobre una de sus manos.

- Yo creo que siempre nos encontramos con nuestra alma gemela, en todas nuestras vidas.

Observe sus ojos con demasiada curiosidad.

- ¿tú crees que nosotros somos almas gemelas que venimos de otras vidas? – susurro.

- Yo creo que nos encontramos en otras vidas.... – asegure.

- ¿Cómo lo sabes? Digo, ¿Qué es lo que te hace penar eso de nosotros?

- ¿Por qué tantas preguntas? – pregunte con gran curiosidad.

- Porque quiero saber si estaremos juntos en nuestra próxima vida... porque esta vida pasa en un suspiro.

Ella nuevamente se acomodó para observar el techo de su habitación. Y las preguntas sobre el mas allá se hicieron presentes en mi cabeza. ¿Qué había en el mas allá? ¿Quién existía? ¿se encentraba Dios en el cielo? Sabia las respuestas, pero quizás, no era momento de decirlas.

- En nuestra próxima vida, te voy a encontrar Luna. – susurre.

Ella volteo a verme y sonrió con demasiada tranquilidad.

- Estoy muy segura de eso.

- ¿A dónde quisieras ir de luna de miel? – pregunte curioso para cambiar de tema.

El hecho de pensar en un futuro incierto me ponía nervioso y lo que menos quería era que esas preguntar me quitaran el momento de esta noche.

- Tengo muchos lugares... - sonrió emocionada – quizás Inglaterra, Italia o quizás, Paris.

- ¿Paris? Hablan de ella como la ciudad del amor. – comente y voltee a ver su techo.

- Si, ¿y sabes que es lo más romántico de todo? – su voz se encontraba demasiado animada.

- ¿Qué?

- Que por las noches la torre Eiffel realiza un juego de luces y la luna se ve más cerca de la tierra de lo que imaginas...

Voltee a verla, ella simplemente mantenía una sonrisa enorme mientras me observaba con demasiada vida. ¿Por qué no se veía de esta manera todos los días? ¿Por qué no podía tenerla así?

- La luna está en la tierra, Luna. – hable con seguridad.

- La luna viajo a tu tierra... - me corrigió y volvió a ver el techo – y si no, podemos tener nuestra luna de miel en la luna.

Reí levemente frente a eso sin dejar de observarla.

- Juan Pablo... - susurro mi nombre con tranquilidad.

Amor clasificado - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora