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Me senté en una de las mesas de aquel bar, aunque sea temprano iba a pedir una cerveza. Sabía que las penas sabían nadar, pero al menos quería intentar no sentir el fracaso dentro de mí.

Suspire observando la botella, ¿Cómo pude ser tan estúpido en pensar que quizás Luna estaría conmigo? Ella seguía enredada sentimentalmente con su ex y yo solo tendría que admirarla en silencio.

- ¿juan pablo?

Eleve mi vista hacia la mujer que me había llamado. Abrí mis ojos con sorpresa y sonreí levemente.

- Hola Nadia. – volví mi vista hacia la botella.

- Pero... ¿Qué haces aquí? – pregunto con curiosidad.

Suspire con tanto desgano.

- Es complicado. – murmure.

- Am... - señalo la silla a mi lado - ¿puedo?

- ¡Claro!

Ella con algo de emoción se sentó a mi lado e hizo su pedido al mozo. Nuevamente volteo a verme y sonrió.

- Bien, cuéntame...

- ¿Qué cosa? – tome un poco de mi cerveza.

- Lo que sea que es complicado para ti. – hablo con obviedad.

- Prefiero no hablar sobre eso. – susurre.

Ella me observo con algo de pena y luego tomo de mi muñeca para acariciarla con cariño.

- Quizás recién nos conocemos, pero puedes confiar en mi...

- Sí, es solo que aún no se cómo tomar todo lo que me sucede. – murmure – Pero, gracias.

Ella sonrió levemente y cambio automáticamente de tema. Por un gran rato hablamos de todo un poco, de su trabajo, del mío, de sus pasiones. Nadia era una chica bastante entretenida pero mi cabeza y mi corazón estaba fuera de este mundo, estaba más bien en la luna.

Narrado por Luna Morales

Ingrese a mi casa y para ser más exactos termine por estrellar mi rostro en el sillón. Esto no podía estar sucediéndome. ¿Por qué Marcos debía volver a mi vida ahora que me pasaban cosas con Villa? Y debía admitir que eran demasiados fuertes los sentimientos hacia mi amigo.

- ¿te encuentras bien?

Eleve mi vista hacia Lola, ella tomaba su jugo de frutas y se inclinaba sobre el respaldo del sillón para observarme con curiosidad.

- Si quieres la verdad... no. – susurre.

- ¿ahora? ¿sucedió algo con tu novio? – bromeo y rodeo el sillón para sentarse.

- Marcos volvió a buscarme. – volví a hablar en el mismo tono

Lola termino por escupir su jugo y me observo con gran sorpresa frente a lo que decía.

- Si. – asentí y me senté en el sillón – me dijo que fue un error haberme dejado, que me amaba...

- ¿y tú le creíste al muy imbécil? – me observo con gran curiosidad.

La observe de reojo y suspire bajando mi vista a mis manos.

- Estoy confundida. – confesé con rapidez.

- ¿villa?

Asentí sin perder de vista mis manos nerviosas, sabía que lola me diría algo más con respecto a la situación.

- ¿y qué harás? – pregunto con curiosidad.

- Nada. – moví mis hombros y luego volví a observarla – ni siquiera le contesté a Marcos cuando me dijo todo eso...

- Entonces, si dudas, es porque villa hizo muy bien su trabajo. – bromeo - ¿sabes cómo se llama eso? el efecto Villamil.

- ¡Ay dios! – rodé mis ojos con una sonrisa.

- Esa sonrisa es que es verdad lo que digo, lo sabes y lo sé, Luna. – sonrió moviendo sus cejas con diversión.

- ¿debo admitirlo? – reí levemente.

- No, claro que no.... amor – bromeo

Lola se levantó y camino escaleras arriba dejándome sola. Tome mi teléfono, me parecía tan extraño que ni siquiera me haya hablado, quizás debía hacerlo yo. Marque su número y espere unos cuantos tonos hasta ser atendida.

- ¡hola! – pregunte con ánimo, quería verlo.

- Hola Luna. – su voz era seria, pero no dejaría que eso me afectara

- ¿Qué haces? – pregunte con curiosidad – quería saber si querías tomar algo conmigo ahora...

Escuche el silencio del otro lado y luego suspiro.

- Me encuentro ocupado ahora, Luna – confeso – hablamos luego. Adiós.

Abrí mis ojos con sorpresa y separando el teléfono de mi oreja me di cuenta que el me había cortado el teléfono. Trague saliva, tenía un sabor amargo frente a su reacción. Suspire y tirando el teléfono subí hacia la planta alta, toque la puerta de mi hermana y ella con curiosidad me observo desde su cama.

- ¿quieres salir con tu hermana a tomar algo? – pregunte con curiosidad.

- ¿Por qué no invitas a villa? – sonrió y movió sus cejas con diversión.

- Acabo de hacerlo y me dijo que se encontraba ocupado, así que... - moví mis hombros y apreté mis labios con tristeza - ¿no quieres salir conmigo?

- Ya que insistes. – sonrió

(...)

Al ingresar al bar, comencé a buscar una mesa disponible, pero terminé por relajar mi rostro al ver a Juan Pablo. Se encontraba demasiado animado hablando con una chica, rubia y hasta me hacía sentir poca cosa frente a esa imagen. Ella lo estaba haciendo reír, tocaba de su brazo con total confianza y ahora me maldecía un poco por haber terminado en la cama con él, quizás esa chica le gustaba desde hace bastante y yo me entrometí.

- Luna, ¿te encuentras bien? – susurro Lola sobre mi oído - ¿deseas irte?

- Si, por favor...

Observé un poquito más esa escena y volví junto a mi hermana cabis bajo. No tenía ánimos ni de tomar algo esta vez. Estaba un poco triste pero también lo entendía, él estaba en eso y yo simplemente estaba en superar algo que ya descubrí que era.

Al llegar a casa, me tire en el suelo. Voltee y observe por debajo de la mesa. Recordé su sonrisa y su meñique afirmándome que íbamos a ser siempre amigos y eso era lo que debía pensar ahora antes de perderlo completamente.

El timbre sonó y sentándome en el suelo pensé que Villamil vino esta vez a buscarme, aunque sea para contarme sobre su cita. Rápidamente fui a la puerta y vi a Marcos con un ramo de rosas. Sonrió como siempre lo hacía.

- ¿Qué haces? – pregunte llena de dudas.

- Te conquisto otra vez. – confeso – Son para ti. – me entrego el ramo.

- ¿Gracias? – intentaba sonar con emoción, pero lo de juan pablo había quemado conmigo.

- Estoy aquí por ti, Luna. – volvió a hablar – Quiero empezar otra vez, de cero y estar contigo.

Parpadee varias veces, villa estaba con su cita y yo no tenía chances. Quizás podría retomar mi relación con Marcos y todos íbamos a ser felices otra vez. Note que el castaño se acercó a mí y tomo de mis mejillas, sus ojos mieles me observaban con gran curiosidad.

- Te amo, Luna. 

Amor clasificado - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora