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Narrado por Juan Pablo Villamil

- ¡Bien! – festejo Isaza detrás del vidrio.

Dejé el gran auricular alrededor del micrófono de grabación y Salí de ahí con emoción. Terminábamos de grabar un nuevo éxito y eso me ponía feliz.

- Creo que eso es todo por hoy. – hablo animado.

- Fue un gran trabajo. – croque puños con el.

Me tire al lado de Simón, en el sillón.

- ¿qué tal una cerveza para festejar? – pregunte con emoción.

- ¿Por qué no invita a Luna a tomar con usted? – bromeo Isaza.

Escuche a simón reírse por eso.

- ¡No! – negué rápidamente.

- ¿Por qué no? – simón volteaba a verme con curiosidad.

- Porque no. – moví mis hombros como si nada.

- Papo, se supone que tiene que experimentar... – sugirió Isaza

- Luna no es para experimentar... – confesé – Luna no es para eso.

- ¿Es para algo enserio? – curioso simón volvió a preguntar.

Trague saliva y relamiendo mis labios intente no hundirme más.

- Luna no está para tener citas, solo sigue atrás de un imbécil...

- ¡Vaya! – Isaza hablaba con sorpresa – ¡es como si lo estuviera viendo a usted!

- Pero yo si lo intento. – aclare – ella simplemente no quiere nada, aunque me gustaría ayudarla...

- ¿para que tenga una oportunidad contigo? – Moncho golpeo mi hombro con diversión.

- No. – rápidamente me levante y camine hacia la puerta – Entre luna y yo jamás pasara algo.

- Nunca digas...

- Nunca. – termine la frase de Isaza con rapidez – Y ahora, adiós.

Cerré la puerta del estudio y Salí de la casa de Isaza, necesitaba un respiro. Tome mi auto y aunque era un poco tarde, quería una cerveza. La necesitaba para calmar un poco mi cabeza. Luna jamás seria mi tipo, ¿o sí? Ella había dejado en claro que ya tenía su persona en el mundo y que ningún mortal común tendría oportunidades con ella.

Detuve el auto en uno de los bares que siempre frecuentábamos y buscando una mesa libre, me senté y haciendo mi pedido espere por él.

Fruncí el ceño al escucha una risa conocida y volteando vi a Luna riéndose con un grupo de amigos. Estaba vestida con su ambo de trabajo, al igual que todas las demás personas en esa mesa. Reí bajando mi mirada, era divertida. Demasiado.

Mi cerveza había llegado y aunque quería pasar desapercibido, mis orejas estaban al pendiente de lo que decía.

- Deja de aparentar que no me has visto, Villamil.

Voltee rápidamente, tenía su rostro demasiado cerca del mío. Ella aún mantenía su sonrisa extraña.

- Si no querías saludarme, lo entiendo. – hablo con gran ofensa.

- No es eso... – comente riendo.

Luna tomo asiento frente a mí, tenía la cerveza en su mano. Jamás había visto a una mujer con tanta sed como ella.

Amor clasificado - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora