Capítulo 29 Mala postura

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Le temblaba la mano derecha. Sentía que quería sacarla, pero por más que odiara a Yuli, no lo haría. Si siquiera se la llegaba a enseñar, la liquidaría. Así que la guardó en lo más profundo del bolsillo de su chaqueta y elevó su puño izquierdo para ponerse en guardia.

- Pero serio, Estiven. Si va a mandar traques, le veo las dos manos pues- le exigió Yuli.

- No, mija, si le voy con las dos, queda en desventaja.

- ¿Qué esconde ahí o qué?

- Si va a pelear, pelee, párele a la garladera.

- Pff, garladera, dice- susurró Yuli y luego escupió a un lado.

- Postura, Yuli, Postura- le dijo Estiven a la vez que situaba sus pies para recibir la carga que estaría a punto de darle Yuli.

Yuli, que estaba más que dispuesta a arremeter, sintió como las palabras sacaban a flote los recuerdos, y se vio transportada dos años en el pasado, antes de la crisis de la Plaga del Sueño, antes de la destrucción y aislamiento de la ciudad al resto del país, del mundo, antes de conocer a sus amigos, a Doña Ceci, antes de animarse a hacerse luchadora.

Todo parecía tan lejano ahora, sin el miedo a la plaga extraña ni a los monstruos abominables...

Hace dos años, Yuli no era ni la mitad de fornida que era ahora, y subía por las escaleras hasta llegar al segundo piso de un edificio de tres plantas, donde estaba ubicado un gimnasio.

- Éste... ¿Buenas? Vengo a entrenar- dijo Yuli al entrar.

- Sí, pelada, siga, y le hablamos de las rutinas y eso- la recibió una mujer desde una mesa.

- Gracias. Este...Yuli, mucho gusto- se presentó, extendiendo su mano.

- Bienvenida, Yuli. ¿te deseas poner en forma, o...?

- Bueno, sí, y saber cómo pegar y eso- contestó la chica a la vez que le enseñaba a la mujer un volante, y le señalaba un texto donde anunciaban que daban clases de boxeo.

- Vale, se puede poner en forma y aprender defensa personal. Usted escoge el horario- le dijo la mujer a la vez que se echaba el cabello castaño y lacio hacia atrás con una mano mientras caminaba con ella por el gimnasio.

- Sí, me gustaría. Por las noches, que es el único momento que tengo, así como libre.

- No hay problema. ¡Duván, llegó nueva cliente! – dijo la mujer a un hombre fornido que estaba con otros dos muchachos, quienes golpeaban el cojín que el hombre sostenía frente a ellos.

- Hola, bienvenida. ¿Entonces quieres practicar? – dijo el hombre a la vez que se acercaba a ella para tenderle la mano.

- Sí, quiero... quiero practicar- dijo Yuli, disimulando una mueca. Sintió el fuerte el apretón de manos que le daba Duván, y quiso soltarse de inmediato, pero tuvo que esperar.

- Bien, vamos a formalizar la inscripción, y comenzamos mañana.

- Sí... - dijo Yuli, caminando junto con el hombre.

Mientras se alejaban, uno de los muchachos tocaba con el codo al otro, y con un ademán de la cabeza le decía que mirara a Yuli.

- ¿Eh, que tal la vio?

- Pues normal- dijo Estiven sin prestarle mucha atención.

- ¿Normal? Está apenas. Y vino a entrenar.

La Hija de Atlas: #1- Morder el PolvoWhere stories live. Discover now