Todo quería Julián salvo ir a Ciudad Bolívar. La razón que realmente valía para él era recuperar su bicicleta, pero sabía que tenía que afrontar las consecuencias de sus acciones. Venía tiritando por el frío que encontró en los bordes exteriores de la localidad de Ciudad Bolívar, pero acorde caminaba encontraba más templado el clima, cosa que ya era parte de Candelaria la Nueva, donde finalmente se topó con una casa de tres pisos que coincidía con la dirección que le diera Yuli.
Tras tocar el timbre, lo recibió Doña Ceci.
- Ah, buenas tardes, Señora. Soy Julián, mmm, y...
- Ah, Julián. Venga, venga- lo tomó Doña Ceci del brazo.
- Eh... ¿Es acá donde vive Yuli? -Dijo Julián a la vez que miraba a todas partes.
- Ajá. Pero esta es mi casa.
- ¿Y usted es la hermana? - contestó tímidamente Julián.
- Ay, déjese de pendejadas – dijo Doña Ceci, simulando que se avergonzaba.
Luego de un rato, finalmente llegó a la sala, donde pudo contemplar los afiches y trofeos en las paredes y muebles. Algunos maltratados y reparados para disimular el daño que habían recibido. Y allí estaban, sentados y con los brazos cruzados Manabo, Shizuka, Valeria y Yuli, y más adelante, Doña Ceci, que ocupó su lugar entre los chicos, y cruzó los brazos también. En frente de ellos había una silla, que todos le señalaron a Julián con la mirada para que se sentara en ella.
- Veo que están como en una reunión, así como ocupados, así que díganme dónde está mis cicla, y me voy...
- ¡SIÉNTESE! – le gritaron todos al mismo tiempo.
Y calladamente, Julián tomó asiento frente a todos.
Manabo, que tenía su portátil sobre las piernas, lo abrió frente a Julián y le enseñó una fotografía en la que se mostraban los huevos con criaturas anfibias adentro que habían confiscado a Estiven.
- Yo tengo una pregunta, Joven Julián. ¿Por qué alguien querría estos huevos? – lo interrogó Manabo.
- Investigación. Pero acá les traje el mío, el que me consiguió Estiven, como quedamos con Yuli, y... si me dicen dónde está mi cicla, yo... - dijo Estiven a la vez que les enseñaba la mochila con el huevo dentro y se ponía de pie para irse.
- ¡SIÉNTESE!
- Bueno, me siento, pero dejen la agresividad...
Yuli se puso de pie, y le enseñó los brazos a Julián. Ambos vendados.
- Sabe que yo estuve de buenas, ¿verdad?
- Ay, ¿y eso qué me le pasó? ¿Fue con la cicla que tuvo un accidente, o algo?
- No tiene que ver con su cicla.... Uff, está más insoportable que Biker Mask con su moto... Primero, hablemos de esto, de cómo Estiven me jodió los brazos- explicó Yuli.
- Uy, ¿Cómo así? - expresó Julián.
- No se sorprenda tanto, que pudo matarla. No él, sino en lo que se convirtió su brazo por exponerse a la Niebla Roja- expresó enojada Valeria.
- No puedo creer todo esto que me están diciendo.
- Créalo- reiteró Valeria.
- Es que Sara me lo recomendó y todo. Aunque creo que todo iba más por un "crush", o qué se yo- dijo Julián disimulando el recelo.
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La Hija de Atlas: #1- Morder el Polvo
Fantasy"Flotabas, y estoy segura que tú fuiste la que convirtió en polvo el concreto de las paredes. ¿Qué cosa eres?". La oleada de terror que trajo La Noche del Ruido en Bogotá duró lo suficiente como para neutralizar a casi todos los niños en la ciuda...