4. Boggart

4.9K 538 112
                                    

La semana pasaba de forma borrosa. Las compañeras de habitación de Briar no habían mencionado nada de su comentario en los dormitorios el otro día, y por eso, ella estaba agradecida.

Ahora era jueves, y Briar se dirigía a su primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Llegaba tarde, por lo que se apresuró a entrar al aula e inmediatamente comenzó a buscar un asiento vacío. Ella puso los ojos en blanco cuando se dio cuenta de que el único asiento vacío estaba junto a Malfoy.

Él le sonrió cuando ella se dejó caer derrotada en el asiento junto a él. Ella le envió una mirada asesina que le dijo que no dijera una palabra si quería vivir, y parecía que funcionó.

Ambos miraron hacia arriba para ver a un nuevo profesor entrar en la habitación y subir al frente. Se fijó en el mar de rostros que habían mientras hablaba, pero se quedó paralizado cuando sus ojos se posaron en Briar. Ella le dio una leve sonrisa cuando la miró y continuó presentándose.

–Hola, clase. Soy su nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Soy el profesor Lupin. Hoy aprenderemos sobre los boggarts. ¿Alguien puede decirme qué son?

La mano de Hermione Granger se disparó inmediatamente para responder la pregunta. 

–Cambian de forma para reflejar tu mayor miedo– ella respondío. El profesor Lupin asintió con una sonrisa.

–Exactamente. El contra-hechizo es Riddikulus, que convertirá lo que más temes en algo divertido.

–Esta clase es ridícula– Malfoy murmuró entre dientes.

Briar tuvo que luchar contra el impulso de reírse de uno de sus chistes por primera vez. Él pareció complacido cuando inesperadamente ella sopló aire por la nariz e intentó ocultar su sonrisa. Sonrió con aire de suficiencia mientras la clase continuaba.

Los estudiantes comenzaron a hacer fila para probar el hechizo, y Briar observaba con curiosidad desde su asiento. Cuando Neville Longbottom le susurró al profesor Lupin que su mayor temor era el profesor Snape.

–¿Habla en serio? Qué perdedor– se burló Malfoy.

Algo en este comentario molestó gravemente a Briar. Toda la amistad anterior entre los dos se disolvió cuando ella inmediatamente respondió – Oh, cállate, Malfoy. El tuyo probablemente es tu padre.

El chico de cabello rubio inmediatamente se dio la vuelta y apuntó con su varita a Briar, debajo de su barbilla, pero la guardó con la misma rapidez cuando el profesor Lupin se volvió para mirarlos.

–Señorita Davies, ¿Por qué no sube usted a continuación?– El profesor Lupin parpadeó y decidió.

Briar tragó saliva y se acercó al frente con la mayor confianza posible. No sabía cómo se vería su boggart, pero no estaba emocionada de saberlo con una audiencia tan grande.

Se paró frente al boggart con su varita levantada mientras el profesor Snape comenzaba a transformarse en otra cosa. Al principio, no estaba claro qué estaba mirando, pero luego se dio cuenta de que era ella misma. Parpadeó confundida.

–Por la barba de Merlín– escuchó a Malfoy murmurar.

–¡Oh, estoy enamorada! ¡Estoy enamorada!– Su réplica de boggart se rió y suspiró soñadoramente

Escuchó que algunos estudiantes comenzaban a reírse detrás de ella, pero todo el ruido en la habitación se detuvo cuando el boggart de repente cayó al suelo con sangre saliendo de heridas invisibles. A pesar de que era el boggart el que se estaba ahogando y farfullando en busca de aire, Briar sintió que tampoco podía respirar mientras se veía morir.

Ella se estaba muriendo porque se enamoró.

Briar se quedó congelada en su lugar mientras observaba esto durante lo que pareció una eternidad antes de que el profesor Lupin corriera hacia adelante y cambiara al boggart en su peor miedo. Briar no se dio cuenta de lo que era porque salió disparada de la habitación antes de que pudiera mirarlo.

Se apresuró al baño más cercano y se acercó al fregadero para salpicar el agua en su cara en un intento por controlar su respiración temblorosa. Comenzó a sentirse avergonzada de que sus compañeros de clase hubieran visto esto, pero apartó esos pensamientos. Todos tenían miedos vergonzosos. Los miedos en sí mismos eran vergonzosos, por lo que no necesitaba sentir que el suyo de alguna manera lo era más.

Se calmó rápidamente, pero esperó en el baño hasta que terminó la clase para volver a buscar su bolso. De todos modos, fue una lección estúpida.

***

***

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐓𝐇𝐎𝐑𝐍 |𝐍𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐠𝐛𝐨𝐭𝐭𝐨𝐦| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora