12. Eres repugnante

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Fue un ataque tan pronto como Briar regresó a su dormitorio. Pansy estaba allí y estaba furiosa. Su rostro estaba rojo como un tomate cuando gritó –¡Te vi, Briar! Eres una traidora a la sangre. ¡No puedo creerlo! Dios, ¿Me mentiste sobre tu estado de sangre también?

–¿De qué diablos estás hablando?– Briar exigió mientras arrojaba su bolso sobre su cama. Se volvió para mirar a Pansy con las facciones hacia abajo y los brazos cruzados con fuerza sobre el pecho. 

Pansy dio unos pasos amenazantes hacia Briar mientras gritaba –¡Estuviste con ese maldito Gryffindor otra vez!

Briar la fulminó con la mirada mientras respondía –¿Estás hablando de Potter? Lo siento, creo que olvidé que podías decirme con quién puedo y con quién no puedo hablar– Briar puso los ojos en blanco y se volvió hacia su bolso para sacar sus libros, pero Pansy no retrocedió. 

–¿Cuál es tu problema, eh? ¿Te gusta?– Pansy gruñó.

–No, no me gusta, Pansy. Deja de ser estúpida– Briar espetó mientras se volvía para mirarla de nuevo.

La situación rápidamente se salió de control cuando las dos chicas de Slytherin se miraron con furia. En algún lugar del fondo de la mente de Briar, sabía que sus otras compañeras de habitación podrían llegar en cualquier momento, pero no creía que ella o Pansy se dieran cuenta. 

Los ojos de Pansy brillaron de rabia mientras gruñía –Primero, bailas con él en el Baile de Navidad, y ahora estás hablando con él fuera de los dormitorios de Gryffindor. No tienes un alma gemela sangre pura. Tienes a Potter, ¿No?

Briar sintió que sus dedos se contraían y tuvo que resistir el impulso de abofetear a su compañera de cuarto.

–Cierra la boca, Pansy– ella gruñó.

–Tengo razón, ¿No? Has estado hablando y hablando de toda esa basura de 'el amor es falso', pero en realidad es solo para sacarnos de tu caso sobre Potter. Todo este tiempo has estado suspirando por el elegido. Eres repugnante– espetó Pansy mientras se acercaba directamente a la cara de Briar.

Cuando la palabra repugnante salió de la boca de Pansy, Briar enfureció.

–¡Nunca me ha gustado!– empujó a Pansy.

–¡No te creo!– Pansy intervino después de retroceder unos pasos.

Briar ni siquiera respiró mientras gritaba –¡No puedo! ¡No puede gustarme él ni nadie porque el amor no existe! El amor te dejará vulnerable, y luego, un día, tu hija volverá a casa. ¡Descubrirá que tu alma gemela no hizo nada mientras te secuestraron y asesinaron! ¡Tu alma gemela se salvará a sí misma y no sentirá una sola cosa sobre cómo causaron tu desaparición! ¿Me estás diciendo que eso es amor, Parkinson? Si estoy sola, puedo protegerme, pero el amor simplemente te matará!

Briar estaba resoplando después de que dejó de gritar eso. Miró a Pansy por un momento, pero su estómago dio un vuelco cuando sus palabras rebotaron dentro de su mente. Ya estaba a medio camino de la puerta cuando Pansy jadeó –Lo siento, Briar. No era mi intención...

Cerró la puerta de golpe detrás de ella, sin importarle escuchar el final de la inútil disculpa de Pansy. Briar trató de caminar con confianza por la sala común, pero notó las miradas curiosas que se dirigían hacia ella. No tenía suficiente capacidad cerebral para preguntarse cómo se vería, ya que ese horrible día ya había comenzado a atormentar su mente, y solo necesitaba escapar. Su ritmo se aceleró con cada paso que se alejaba de las mazmorras.

Cuando llegó a la torre de astronomía, volvió a ver la sangre. Las marcas negras quemadas en las paredes ese día quedaron grabadas en su mente, sin importar cuánto trató de borrar los pensamientos de la escena que los mortífagos habían dejado en su casa. Los muebles se volcaron, gran parte de ellos destruidos en el proceso. Estaba claro que algo terrible había sucedido ese día desde el momento en que entró.

Se apoyó en la barandilla de la torre de astronomía cuando su mente se fijó en la mirada vacía e indiferente en el rostro de su padre ese día. Lo había encontrado bebiendo su té en la mesa con el caos a su alrededor cuando siguió la línea de destrucción hasta la cocina. Ella lo miró fijamente por un momento, esperando un poco de consuelo de él, pero en cambio, él la regañó –Deja de llorar. Las lágrimas son inútiles y solo sirven para debilitarte.

Ella había aprendido mucho antes cómo ocultar sus verdaderas emociones frente a su padre, y escuchar su reprimenda le recordó que necesitaba tomar el control de sí misma. Ella había tomado una respiración firme y detuvo sus lágrimas, asumiendo una cara neutral una vez más. Se había preguntado monótonamente –¿Qué pasó, padre?

Su padre acababa de remover tranquilamente otro terrón de azúcar en su té mientras explicaba –Tu madre se había alineado con el lado equivocado, la Orden del Fénix. Ella les había contado nuestros secretos, y los seguidores del Señor Oscuro pensaban que yo había sido el traidor. Tu madre finalmente pagó por sus decisiones. Yo había protegido su estupidez durante demasiado tiempo.

–Entonces, eras tú o ella– había aclarado Briar, apenas manteniendo a raya sus emociones con estas despreciables palabras saliendo de sus labios. Su ojo izquierdo parpadeó pesadamente mientras se esforzaba por mantener su rostro desprovisto de emoción. 

Su espalda se puso un poco más rígida cuando su padre sonrió levemente y asintió –Ella nunca fue una buena madre de todos modos con esa basura que trató de decirte cuando pensó que no estaba escuchando... Arreglaremos todo eso, y te convertirás en una hermosa joven bajo mi cuidado.

Briar asintió con rigidez antes de irse a su dormitorio, ya que no quería estar en la misma habitación que su padre. Esa fue la última mañana que se despertó con una madre, sabía que sería el peor día de su vida.

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𝐓𝐇𝐎𝐑𝐍 |𝐍𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐠𝐛𝐨𝐭𝐭𝐨𝐦| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora