Briar solo estaba tratando de sobrevivir a su educación en Hogwarts con los constantes problemas que sus compañeros de estudios parecían comenzar, pero el Ministerio de Magia estaba decidido a ayudar a cada estudiante a encontrar su alma gemela a tr...
Era el día de la segunda prueba del Torneo de los Tres Magos, y Briar se paró en el borde de la plataforma con Pansy y Daphne mientras esperaban a que comenzara la prueba. Briar estaba viendo a todos los concursantes preparándose y sintiéndose extremadamente agradecida de no ser uno de ellos. Parecía algo terrible en lo que competir.
El profesor Moody empujó a Potter al agua, y todos susurraron que se estaba hundiendo y ahogándo, pero Briar ya no podía verlo y solo tenía que confiar en su juicio. Miró a Pansy y Daphne con expresiones de preocupación cuando Daphne siseó –¿Pueden los estudiantes morir en esta cosa?
–Eso creo– Pansy se estremeció.
Incluso si se consideraba que Potter era el enemigo de Malfoy y la razón por la que Slytherin seguía perdiendo la Copa de las Casas, ninguno de ellos quería ver morir a un compañero de clase. Las tres chicas tenían muecas iguales mientras miraban hacia el agua.
Los ojos de Briar escanearon la plataforma y encontraron a Neville entre la multitud. Sus manos estaban en su cabello mientras jadeaba –¡Oh por dios! ¡Maté a Harry Potter!
Algo en Briar la hizo querer correr y consolar al chico, pero luego Potter salió volando del agua. Tenía aletas en lugar de pies, y se dejó caer de nuevo al agua segundos después. Neville se dio la vuelta con una sonrisa mientras todos lo animaban por ayudar a Potter. Tuvo la sonrisa más adorable en su rostro durante el resto de la prueba. Briar seguía mirándolo, solo para ver la dulce sonrisa en su rostro. Ella sintió que sus propios labios se curvaron en una pequeña sonrisa cada vez que lo miraba ese día.
Harry Potter terminó rescatando a Ron y a la hermana menor de Fleur. Briar, Pansy y Daphne se horrorizaron al pensar que podría haber muerto. Las tres chicas se sintieron increíblemente inseguras al saber que Dumbledore estaba permitiendo que ocurriera un torneo como este, uno en el que los estudiantes podrían morir. ¡La hermana de Fleur tenía apenas 8 años!
Todos se sintieron cansados durante los días posteriores, y todos vieron la mirada en blanco de Fleur en los días posteriores y sabían que tenían razón al sentirse así. ¿Cómo pudo Dumbledore permitir algo como esto?
Todos se sintieron incómodos y Millicent compartió sus sentimientos una vez que le dijeron lo que había sucedido. Sin embargo, tuvieron cuidado de no discutir sus opiniones con una audiencia, no queriendo ninguna reacción de los estudiantes disidentes.
Fue uno de esos pocos días tensos que Malfoy se coló detrás de Briar en la biblioteca y puso sus manos sobre sus hombros para asustarla. Briar normalmente no era de las que se asustaban fácilmente, pero la gravedad de estas realizaciones la había puesto al límite. Cuando Malfoy la agarró por los hombros, se estremeció y casi gritó, pero se contuvo tapándose la boca con la mano.
Ella miró a Malfoy con los ojos muy abiertos y siseó –¿Qué estás haciendo? ¡Me asustaste!
Él se rió disimuladamente mientras se dejaba caer en el asiento vacío junto a ella.
–¿Por qué estás tan nerviosa, Davies? ¿Te asusto? Ya sabes, escuché que las personas a menudo se sienten intimidadas por aquellos que les atraen– Susurró.
–Lárgate, Malfoy. Ya sé que tu alma gemela es nacida de muggles, así que puedes dejar de coquetear ahora. Soy sangre pura, ¿Recuerdas?– Briar refunfuñó. Ella lo miró con las cejas bajas y los labios ligeramente fruncidos.
Malfoy puso los ojos en blanco y se acercó para replicar en voz baja –¿A quién le importa? A mí no, y ciertamente no parece que te alimentes de toda esta basura del alma gemela.
Los ojos de Briar brillaron mientras siseaba –Porque no estoy interesada en salir con nadie, idiota, pero especialmente en no salir contigo.
Sus fosas nasales se ensancharon mientras escupía –¿Sí? Pero parecías muy cómoda con ese mestizo Potter.
–Cállate, Malfoy– gruñó Briar mientras se volvía hacia él con los ojos encendidos.
–Parece que he tocado un nervio, Davies. ¿Me estoy acercando demasiado a la verdad para tu gusto?– Malfoy gruñó mientras se inclinaba cada vez más con la rabia en sus ojos.
Briar cerró de golpe su libro de texto y replicó –No podrías estar más lejos de la verdad, pero aún así nunca saldría contigo.
No se molestó en meter ninguno de sus libros en su bolso y en su lugar los llevó en sus brazos mientras salía de la biblioteca. Sabía que tenía un ceño fruncido peligroso en su rostro por su discusión con Malfoy, pero solo se dio cuenta de cómo debía verse cuando un par de Ravenclaw de primer año corrieron al otro lado del pasillo para estar lo más lejos posible de ella.
Su corazón dolió cuando vio eso, y sintió que el hielo sobre su corazón se derretía un poco. Se volvió hacia ellos para disculparse por asustarlos, pero corrieron por un pasillo vacío tan pronto como se volvió hacia ellos. Se quedó de pie en el pasillo por unos momentos mientras reflexionaba sobre lo miserable que era la situación.
Ella no era un monstruo y odiaba que todos esperaran que ella lo fuera.
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