16. Cuando llegue el momento

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Ahora eran las vacaciones de verano, y Briar solo estaba tratando de esconderse en su habitación tanto como fuera posible. Con una casa tan grande, era fácil evitar a su padre, pero su dormitorio siempre se había sentido como su refugio seguro, ya que su padre rara vez entraba en él.

Briar se despertó tarde una mañana de ese verano y se frotó los ojos cansados. Arrastró su cuerpo lento de la cama y se acercó a la ventana a tropiezos. Cuando apartó las gruesas cortinas de color burdeo, refunfuñó ante la luz brillante que inundó su dormitorio antes oscuro. Volvió a colocar las cortinas en su lugar y se tambaleó hacia su cama una vez más. Se metió en ella y tiró de las mantas alrededor de sus hombros y se sentó en la cama, mirando fijamente su puerta y tratando de decidir si pensaba que su padre estaría en el trabajo en ese momento.

Después de que su estómago dejara escapar un largo gruñido, decidió que aventurarse fuera de su habitación era un riesgo que tenía que correr. Abrió su pesada puerta de caoba y se estremeció cuando estuvo a punto de pisar a su elfa doméstica, Folsy.

Folsy levantó las manos y empujó suavemente a Briar de regreso a su dormitorio por las piernas. Briar obedeció y se tambaleó de regreso a su dormitorio.

–La señorita Briar no debe salir de su habitación. Folsy no quiere que la señorita Briar esté en peligro– cerró la puerta y siseó.

Briar se agachó al nivel de Folsy y preguntó –¿Qué quieres decir, Folsy? ¿Por qué estaría yo en peligro si saliera de mi habitación?

Folsy miró a Briar con ojos grandes. Su voz se volvió casi inaudible cuando murmuró –Señorita Briar, el Señor Davies tiene invitados.

El color desapareció del rostro de Briar.

–¿Mortífagos?– ella suspiró.

Folsy asintió con la cabeza y balbuceó –Y..y ...- Folsy no se atrevió a decir lo que vendría después.

Briar se tapó la boca con la mano y exhaló –No. Debes estar bromeando.

–Folsy no bromea sobre cosas tan serias, señorita Briar. Es vital que la señorita Briar se quede en su habitación, pero Folsy debe regresar ahora. Puede que necesiten a Folsy– divagó la pequeña elfa mientras la preocupación vencía sus rasgos.

Briar susurró –Por favor, quédate aquí. Podemos fingir que necesitaba tu ayuda. Puedo hacer que parezca que me lastimé gravemente y necesitaba tu ayuda.

Folsy negó con la cabeza y susurró –Folsy no puede mentirle a su amo. Folsy lo siente, pero la señorita Briar debe mantenerse a salvo.

Sin darle a Briar la oportunidad de protestar, Folsy salió de la habitación y bajó los pocos tramos de escaleras hasta la sala de reuniones donde los mortífagos se reunían con el Señor Tenebroso. Briar se sentó en el suelo y sintió que su ansiedad aumentaba con cada momento que pasaba. Ella y Folsy estaban en peligro mientras su casa estaba habitada por tantos individuos malvados.

Briar sabía que tenía que respetar los deseos de Folsy. Si intentaba ayudar a Folsy, probablemente las pondría a ambas en un peligro mayor. Con los hombros caídos, se deslizó hacia su baño privado con su varita. Mientras respiraba con dificultad, colocó hechizos protectores para hacer que su presencia fuera indetectable por medio de la magia. Cerró la puerta del baño y se sentó en el suelo de baldosas negras con su cuaderno de bocetos y una ansiedad considerable.

Para pasar los tensos momentos de ese día, Briar dibujo una descripción detallada de Folsy. Planeaba dárselo después de que todos los mortífagos se fueran, pero estaba silenciosamente aterrorizada de no tener la oportunidad.

𝐓𝐇𝐎𝐑𝐍 |𝐍𝐞𝐯𝐢𝐥𝐥𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐠𝐛𝐨𝐭𝐭𝐨𝐦| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora