Levanté la vista sobre mi hombro y lo vi.
De nuevo Derek.
Se acercó a mí y apoyó ambas manos en la barandilla, al igual que yo.
—Supongo que te cansaste del espectáculo de los desnudos —soltó.
—No —negué con tranquilidad—, estaban buenos.
A pesar de no fijarme en él, noté como apretó los dedos alrededor de la baranda.
—¿Entonces qué haces aquí? —preguntó después de tragar saliva.
—Quería despejarme —fui honesta. Sin rodeos, ni mentiras. La situación y el ambiente no me daban ganas de hacerlo. Me sentía en un estado de adormecimiento e hipnosis por el ruido de la marea y la luz de la noche.
—Van tres veces que me he acercado a ti por sorpresa, y no te has sobresaltado. —Volteó a verme, y yo hice lo mismo con él—. ¿Por qué?
Lo había notado. Derek siempre había sido muy observador.
—Después de que la vida te sorprende tantas veces, supongo que dejas de hacerlo.
Y lo cierto es que te acostumbras a las cosas malas. Antes estaba tan tranquila que la más mínima sorpresa me alteraba. Después de todo lo sucedido, la historia había cambiado.
Aun así, me era imposible preguntarme: ¿Algún día volvería a estar tan tranquila que me volvería a sorprender con esa genuina inocencia?
Supongo que no lo sabría jamás.
Me volví de nuevo, bajo su mirada intrigante, y abrí mi bolso para sacar la cajetilla que había llevado. Saqué el encendedor y un cigarrillo. No lo vi a la cara, pero sentí su atención cuando me lo llevé a la boca y lo encendí.
—Fumas —sentenció.
—Qué observador.
—¿Por qué? —cuestionó con una curiosidad serena, pero me limité a responder de forma neutral:
—Porque tengo la necesidad de calmarme.
Estaba por dar otra bocanada cuando Derek tomó el cigarrillo de mi mano y lo dejó caer al suelo para posteriormente pisarlo.
—¿Qué haces? —Levanté la mirada para enfrentarlo después de ver cómo lo apagaba.
—Tú no fumas, Sally. Te estás haciendo daño.
—Tranquilo. —Le sonreí—. No me hará tanto daño como tú.
Sin esperar un comentario suyo, saqué otro cigarrillo y lo coloqué entre mis labios. Mientras buscaba el encendedor en el bolso, Derek dio un paso hacia mí. Tenerlo tan cerca de nuevo me clavó en el sitio. Su aroma, ese exquisito que solía amar con toda mi alma, me invadió por completo.
Él acercó una de sus manos a mis labios, tomó el cigarrillo apagado y se lo llevó a la boca.
—¿Por qué haces eso? —pregunté con el ceño fruncido.
Derek indagó en su bolsillo y sacó un encendedor. ¿Qué hacía él con un encendedor? No pude prestarle mayor atención porque toda se dirigió a verlo encender el cigarro. Lo dejó un momento entre sus labios mientras se encendía del todo, siempre sin dejar de verme. Lo tomó entre dos dedos y bajó después de una inhalada.
—Tú no eres la única que encontró paz en el humo de un cigarro.
—Debes estar bromeando —quise desmantelar su juego.
—No, empecé a hacerlo cuando estaba de viaje.
Eso nos convertía en dos.
—Pues deberías tener cuidado —solté.
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ABISMO © [Disponible en físico]
Lãng mạn¡YA EN LIBRERÍAS! [Esta versión es un borrador] Ella no quiere caer por él. Él quiere recuperarla. Dos promesas en guerra. Solo una puede cumplirse. Tras descubrir la verdad, Ava ha decidido empezar una nueva vida libre de secretos y lejos de qui...