Capítulo 10

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Este capítulo está bastante largito y suceden varias cosillas así que pónganse cómodxs. Y porfis lean la nota al final porque ahí les hablamos del maratón de ABISMO por el medio millón en ALBA!! Gracias por todo su apoyo y ahora, a leer!

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Dos personas de la mano.

Una mano es pequeña, regordeta, mientras la otra más grande y delicada.

La imagen se agranda a medida que ambas personas caminan por lo que parece ser la costa de Toronto.

Cada vez veo más. Sus cuerpos, sus brazos estirados y unidos por las manos entrelazadas, sus cabellos...

La dueña de la mano regordeta es una niña rubia. Chiquita, linda, adorable. A la dueña de la otra no puedo verla. Sé que es más alta, y de forma evidente, pero no reconozco más.

La pequeña da saltitos; brinca mientras tararea una canción.

La otra le da giros en el sitio, imitando su tarareo.

Se les ve felices y parece que lo han sido siempre.

Hasta que otra mano, una adulta, ligeramente arrugada, toma la otra mano de la niña y la aleja de la chica. La pequeña se despide con una sonrisa y agitando los dedos, mientras el hombre se va con ella. La chica mantiene el brazo estirado por unos instantes, en los que parece acostumbrarse a que no sostiene más la mano de la niña.

Gira para seguir con la mirada los pasos del hombre, y al hacerlo veo el perfil de la chica.

Soy yo.

La niña es Zoe.

No quiero alejarme de ella.

No quiero perderla antes de conocerla...

Abrí los ojos de inmediato, pero tuve que cerrarlos automáticamente cuando sentí un hincón que me pudo haber perforado el cerebro sin problema alguno.

Joder. ¿Qué había sido eso?

Me llevé la mano a la frente, y presionaba mis párpados cuando un aroma familiar, demasiado familiar, me invadió por completo.

Una vez más, abrí los ojos de golpe. No me interesó el dolor de cabeza que seguía presente, ni la luz, nada. Ese aroma lo reconocí rápidamente, y era de una sola persona.

Misma persona que dormía a mi costado.

Estaba durmiendo con Derek Keller.

¡¿Cuándo carajos ocurrió eso?!

Salté de la cama literalmente. Y, aunque por poco me caí con todo y sábana, logré aterrizar en pie sin problema.

¿Estaba despierta? Porque eso debía seguir siendo un sueño.

Derek seguía acostado, con un brazo extendido, ¡porque yo había dormido encima de su brazo! ¡¿Qué mierda?! Al menos tenía camiseta, una sensación de alivio me recorrió, pero cuando bajé de la mirada a mi torso, vi que yo también tenía camiseta, ¡pero suya!

Joder x1000.

Las ganas de ir al baño me distrajeron del desastre. Necesitaba ir de forma urgente, así que corrí de puntillas a ese baño, en el que no había estado en meses y, una vez sentada en el retrete, también recordé. ¡Vomité ahí!

Oh, Dios Santo. ¿Qué había sucedido?

Fui al lavabo, me limpié la boca que estaba hecha un asco, me lavé la cara e intenté respirar. Ya no importaba el dolor de cabeza, necesitaba saber qué, cómo y cuándo.

ABISMO © [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora