Capítulo 11

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—¿Entonces nunca fue el idiota de Seth? —preguntó Liv tras el volante—. ¿Y apenas me entero?

En los meses en los que Derek no estuvo, al parecer Liv, gracias a sus hazañas, logró escuchar a Leo conversando con Becca acerca de lo que sucedió esa noche, y bueno, Leo no tuvo otra opción salvo contarle todo a su prima.

Siempre me dio la impresión que Leo quiso contárselo, pero sentía mucho temor a ser juzgado, y tal vez oír lo que en su mente resonaba una y otra vez: eres culpable.

Por lo que supe, Liv quedó atontada por varios minutos, y luego empezó a bombardearlo de comentarios positivos y abrazos brindándole su apoyo incondicional mientras ambos lloraban. Así que sí; Liv ya estaba al tanto del secreto que Leo ocultaba y que Derek protegía a toda costa.

—Leo también se enteró ayer —le respondí—. No entiendo por qué Keller nunca dice las cosas. Es como si tuviese un afán por querer proteger a las personas y guardar secretos, en serio.

—A mí también me incomoda, linda, pero... digamos que entiendo por qué es así —soltó un poco nostálgica, viendo al frente—. Tiene motivos para serlo.

Por el tono de voz y la expresión de tristeza que su rostro adquirió, noté que hablaba del mayor secreto que Derek ocultaba, pero esa era otra historia que solo podría enterarme de la boca del mismo Derek Keller. Nadie más iba a decírmela, así que me resigné a intentar hablar sobre ese tema.

—Estaciónate aquí —le indiqué, a la vez que sacaba mi móvil para mandar un mensaje.

Después de unos minutos, Becca salió de un edificio y tomó asiento en la parte trasera del coche.

—¡Oh, rayos! —comentó Liv lamentándose—. Olvidé el racimo de ajos que debía traer para ahuyentar a la vampiresa que acaba de irrumpir mi coche.

—Me aburres, Olivia —le dijo Becca con un tono cansado—. Anda, arranca que estamos tarde.

Liv puso en marcha el coche, y condujo con una canción bastante retro de la que solo ella conocía la letra.

—Entonces ellos no saben que estamos yendo, ¿no? —les pregunté.

Pues en ese momento estábamos de camino a la carrera ilegal contra toda orden de Derek y Leo.

—No —negó Liv—. Y me parece estupendo lo que estamos haciendo. O sea, ¡¿esos dos cretinos en serio creían que nos íbamos a quedar comiendo tofu como si nada mientras ellos están lidiando con un amenazador mortal?!

—Olivia —Becca se dirigió a ella elegantemente y con un gesto muy delicado de mano dijo—: Discreción. ¿Sabes qué es eso? Escucha bien. Dis-cre-ción —enfatizó en cada sílaba como si Liv fuese una niña, la cual se comportó como una y le sacó la lengua por el retrovisor.

—En serio, Liv —me dirigí a ella atentamente—. Ni se te ocurra ir gritando «¿AMENAZADOR, DÓNDE ESTÁS?» o algo así.

—Me comportaré. —Liv levantó una mano como un juramento—. Por la Madre Tierra.

Durante el camino, tuve que aguantar a mi amiga loca cantar y dedicarle las partes más ofensivas de las canciones a Becca, quien parecía capaz de lanzarse de esa coche solo para dejar de escucharla.

Varios minutos después, llegamos y el fuerte volumen de la música nos recibió, una vez más, junto a ese ambiente lleno de adrenalina y peligro. Decir que había extrañado aquel lugar sería mentir.

—Es momento de la acción —dijo Liv juntando sus manos como si fuese una de los ángeles de Charlie.

—Ava, mátame —me ordenó Becca agotada—. Solo mátame. Ya no la aguanto.

ABISMO © [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora