ABISMO © [Disponible en físico]

Capítulo 23

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Si no gustas leer este tipo de contenido, puedes obviarlo cuando llegue, pero debes leer el final, así que no te vayas antes de leerlo.

Ahora sí, no olviden votar dándole a la estrellita y ¡sigan con el capítulo!

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Los ojos de Sabrina se centraron en la pantalla que mostraba una foto de ella con el chico por unos instantes. Después, parpadeó con lentitud y subió la mirada para vernos.

—Polo, Rafael, ¿podrían salir un momento? —les pedí, con los ojos en los de ella—. Por favor.

Ambos compartieron una mirada de duda, y, tras unos segundos de indecisión, subieron las escaleras. Ahora solo quedaban quienes sabían de esa noche.

—¿Revisaron mi móvil?

—No creo que eres tú quien debe hacer las preguntas, Sabrina —contesté.

Derek, Leo y Liv vieron el móvil con la foto. Según lo que me dijo Becca, había reconocido al chico porque Leo, en sus constantes crisis de culpa, entraba a su antiguo perfil de redes sociales.

Lo extraño era que Sabrina jamás había aparecido en ellas.

Pude ver de soslayo el color en el rostro de Leo desapareció. Liv había comprendido qué sucedía y se llevó una mano a la boca en un gesto de sorpresa. Por último, Derek veía a Sabrina ceño fruncido. La alerta reinaba en sus ojos.

—¿Qué haces con ese chico, Sabrina? Explícate —ordenó él—. Ahora.

Ella se puso de pie y nos vio a Becca y a mí.

—No tenían derecho a entrometerse en mis cosas.

No lo discutí, porque sabía que era cierto. Pero el hallazgo de mi amiga fue tan inesperado como necesario.

—¿Eres tú quien intenta hundirnos? —Liv cuestionó estupefacta.

—No tengo nada en contra tuyo, Liv —dijo la rubia y enfocó sus esferas verdes en Derek—. El problema lo tengo con quien causó el accidente de mi novio.

La confirmación me quitó el aire. La novia del chico que había muerto años atrás estaba entre nosotros.

De pronto, la frialdad y tensión se apoderó de esa moderna sala, donde las máscaras estaban por caer y las mentiras por esclarecerse.

—¿Tú...? ¿Estaban juntos? —preguntó Derek y parecía no poder comprenderlo.

Sabrina no contestó, tragó con dificultad y desvió la mirada, como si solo pensar en ello la lastimara.

—Empieza a hablar o llamaremos a la policía —advirtió Becca.

—No intentes asustarme —se recompuso—. La policía no me conviene, pero a ustedes tampoco.

—¿Ahora nos vas a amenazar a la cara? —cuestioné.

—No es una amenaza, es la verdad —explicó para después dirigirse a Derek—. Y esto no involucra a nadie más que a ti y a mí. Si vamos a hablar, debería ser en privado.

Con ese comentario me percaté que ella pensaba que Derek había sido parte del accidente. Era por eso que las amenazas eran dirigidas hacia él y no hacia Leo. Él, quien hasta el momento tenía la vista fija en la nada como si no pudiese ver, se puso de pie.

—No fue é... —empezó, pero Derek lo interrumpió:

—Cállate.

—Per...