ABISMO © [Disponible en físico]

EXTRA DE HALLOWEEN

*Los hechos de este especial no son canon, es decir, no ocurrieron en la línea temporal de la trilogía. Solo es un especial porque nos gustó la idea*

DISFRUTEN :)

(Incluye contenido +18)

—¡Bienvenidos a la peor noche de sus vidas! Quien se asusta, ¡pierde!

Ese era el anuncio que se oía cada diez minutos en la entrada del Festival del Horror en Toronto, que realmente parecía una enorme fiesta de personas disfrazadas. Las calles estaban decoradas tanto para asustar como para entretener. Había luces, calabazas, telarañas, juegos macabros, y no estaba segura si entre las personas veía algunos dedicados completamente a su disfraz de zombies, o simples ebrios.

Lo que haríamos esa noche había sido planificado por Leo, un fanático de la fecha al igual que de las películas de terror. No sabíamos con exactitud qué era lo que íbamos a hacer, solo que debíamos encontrarnos en una dirección.

—Si alguien se atreve a bañar mi disfraz con sangre, ¡les lanzaré una maldición! —exclamó Liv caminando a mi costado—. ¡Esta noche, con las energías, no se juega!

Las dos habíamos decidido ir juntas y lejos del grupo por motivos que después se aclararían. No sabía qué me daba más miedo: Halloween o Liv y sus maldiciones.

—Oye, esas calaveras están guapas, ¿no? —Agitó la mano hacia un grupo de chicos con los rostros maquillados.

Piratas bebiendo, payasos recorriendo las calles, clásicos disfrazados de la Purga, y hadas corriendo de los payasos. Había de todo un poco. Luces neones, máscaras enormes y música nos acompañaron hasta llegar a la ubicación en la que Leo nos había citado. Ahí vimos un grupo que no podía pasar desapercibido.

Lo primero que saltó a la vista fue un pecho con brillantina dorada. Mentiría si dijera que fue una sorpresa cuando noté que era Rafael. Un short decorado, unas sandalias altas, unas muñequeras de cuero, el pelo engominado y una espada de accesorio indicaban que se había disfrazado de gladiador. Ah, y tenía una capa guinda. Porque era Rafael después de todo.

A su lado noté a un marinero de traje azul con bordes blancos y no era necesario que se diera la vuelta para saber que de Polo se trataba. El pantalón encima de los tobillos hacía que sus tenis blancas resaltaran, y su cabello castaño y algo ondulado se escapaba por el gorrito que tenía.

Después, vi un vestido de flecos negro que brillaba bajo los faroles. Becca lo acompañó con una cinta que sostenía una pluma sobre su cabellera lacia, un collar de perlas alrededor de su cuello, unos tacones y un cigarro largo y antiguo, convirtiéndose en una dama de los años 20 lista para bailar Charleston. A su lado, sosteniéndola de la cintura, Leo llevaba un traje negro con delgadas rayas blancas y un gorro elegante que acompañaba su sonrisa vivaz, siendo el perfecto acompañante.

Al lado de ellos estaba Derek.

Y, al verlo, todas mis ideas de una posible sorpresa se fueron al tacho.

—Me estás jodiendo... —dije conteniendo la respiración y él, al verme, soltó una fuerte carcajada.

—¡Ja! ¡Lo sabía!

Se acercó y me dio un fuerte abrazo por la cintura que me levantó del suelo, pero mientras él reía, yo seguía con la boca abierta.

—¡Derek! —me quejé, riendo—. Quería sorprenderte. ¿Cómo lo supiste?

—Te conozco —me dio un beso en la mejilla—, y sabía que lo harías.

Me tomó de la mano y me hizo dar una vuelta en el sitio.