ABISMO © [Disponible en físico]

EXTRA 2 DE HALLOWEEN

Continuación del EXTRA 1 de Halloween (Si aún no lo han leído, está antes de este)

🎃

El Festival del Horror de Toronto apenas estaba empezando.

Habíamos salido de la casa embrujada hacía unos veinte minutos y estábamos recorriendo los puestos de juegos. Rafael y Leo se detuvieron en uno en el que debían encestar pelotas en una canasta y para ellos, ambos atléticos, no suponía problema alguno. Liv se trepó sobre la espalda de su primo y también lanzó las pelotas hasta encestar algunas por pura casualidad. Polo y Becca estaban de pie, no muy convencidos de participar. Becca indicó que su disfraz se arruinaría si empezaba a sudar, y Polo resaltó que no sería capaz de encestar ninguna. Me agradó cuando dijeron que preferirían jugar una partida de póquer juntos. Se habían juntado un par de veces a hacerlo y, al ser tan buenos, mantenían el nivel alto y exigente.

Derek, quien estaba a mi costado, notó mi falta de entusiasmo frente al juego.

—¿Sigues asustada? —dijo, apretando mi mano.

—El fantasma de una niña me persiguió en esa casa. ¡Por supuesto que estoy asustada!

—No creo que haya sido un fantasma. Debe haber una explicación. Para todo lo hay.

—¡Era un alma! —le di la explicación que buscaba—. Eres demasiado lógico como para entenderlo, pero sé lo que vi.

Derek alzó las cejas, incrédulo.

—No me mires así. Tengo miedo. Hoy vas a dormir conmigo —advertí, pero él me dedicó una sonrisa galante.

—Después de lo que sucedió en esa casa embrujada, no habría aceptado otra alternativa.

—¿Qué insinuas? —Di un paso adelante.

Derek se acercó a mi oído.

—Aún tengo que quitarte ese traje de corredora que traes.

El recuerdo de nosotros en esa habitación donde debíamos resolver un misterio me distrajo momentáneamente de lo paranoica que estaba.

De no haber estado rodeados de cientos de máscaras y disfraces nada aterradores —y de nuestros amigos—, me habría derretido ahí mismo. No podía esperar a continuar lo que había empezado en aquella casa embrujada.

—¡Gané! —dijo Liv cargando un enorme peluche de una calavera. Se detuvo a ver el hueco oscuro de sus ojos un momento—. Mira, es igual de desalmado que tú, Morti.

—¿Sabes? —preguntó Becca—. Solían sacrificarse almas en Halloween. Si no lo hubieran prohibido, ya no quedaría sangre en tus venas, Olivia.

—Mejor sigamos recorriendo el Festival —sugerí, evitando así una nueva guerra.

—Sí, helvita, vamos.

Empezamos a recorrer otros puestos hasta llegar a una zona algo desolada. Parecía un espacio en el que debían haber más tiendas o casas embrujadas. Sin embargo, en el terreno solo había tierra con algunos fragmentos irregulares de césped. Sentados en una rotonda, había un grupo de niños disfrazados de piratas que en cuestión de segundos salieron corriendo.

Gritaban asustados, y no se detuvieron hasta perderse en el festival. Incluso el que pretendía tener una pierna de madera se la quitó para escapar con más fuerza.

—¿También habrán visto el fantasma de una niña? —pregunté, tomando con más fuerza la mano de Derek.

—Creo que no lo vieron —dijo Rafael después de acercarse al espacio en donde los niños habían estado reunidos—. Lo sintieron.