Capítulo 25

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El pasillo en el que esperaba estaba desierto pero inundado por la emoción previa a la carrera. El público esperaba, los equipos se preparaban y las ansias eran contagiosas, solo que yo estaba más ansiosa por la persona con la que me encontraría.

—Pero miren quién vino a verme correr. —Oí su tono burlón y me di la vuelta—. Finalmente vuelvo a verte, rubia.

Lex llevaba un uniforme de carreras verde marino que destacaba el dorado de su cabellera sobre un atlético y musculoso cuerpo. El accesorio que nunca faltaba: la estúpida sonrisa maliciosa.

—Si estoy aquí es para hablar contigo, no me interesa verte correr.

—¿Me vas a agradecer el gesto? Tomar tantos cafés para saber dónde estabas fue bastante romántico, debo decir.

—Por favor, ambos sabemos que tú no eres ese tipo, pareces ser más el que le paga a la gente para obtener información.

Su sonrisa creció.

—Que me conozcas tanto me prende, no lo negaré. —Se lamió los labios—. ¿Entonces a qué debo tu presencia, rubia un poco malagradecida?

—A mi cansancio —Me crucé de brazos—. ¿Te piensas que soy tan idiota como para creer este falso coqueteo? Los mensajes de texto con doble sentido que me envías, el perfume caro, la sonrisa pícara pero falsa y vacía que me das. ¿Crees que me lo compro, Lex?

Él mordió sus labios.

—Prosigue. —Su mirada no dejaba la mía.

—¿Qué quieres de mí? —Di un paso adelante—. Ya sé que te acercas para llegar a Keller, pero no entiendo por qué lo sigues intentando si ves que tu estrategia de coqueteo está fallando. Me encantaría bloquearte pero estoy segura que eso solo te incentivaría más, así que aquí estoy, diciéndote que nada funciona y que no permitiré que me utilices como un peón. Si notas mi desinterés, ¿por qué sigues? ¿No te cansas?

Su rostro cambió de repente, eliminando la sonrisa maliciosa y solo dejando un par de ojos verdosos que brillaban como si disfrutara de mi enfrentamiento.

—Te ha dicho que voy tras él, eso ya es un paso —admitió acercándose a mí.

—No lo niegas —noté, sorprendida.

—Jamás negaría mis intenciones. Es una realidad que eres uno de los puntos débiles de Derek. No aprovecharlos sería un delito.

—¿Uno de los puntos? —Alcé una ceja.

—Oh, rubia... —Humedeció sus labios y soltó en un tono de despecho—: Bajo esa capa de fortaleza, solo hay fragilidad y errores.

—Hablas como si lo conocieras a la perfección.

—Conozco a quienes me interesan, en especial a los que me jodieron en el pasado.

—¿Qué fue lo que sucedió entre ustedes?

—Él aún no te lo dice... —bufó—. Wow. Sé que es cerrado, pero ¿cómo puedes estar con alguien que no te dice la verdad? Debes conseguirte a alguien mejor.

—¿Y tú lo eres? —me burlé.

—Sé que luzco como el villano, pero no te dejes engañar por las apariencias. —Dio un paso hacia mí, rompiendo mi espacio personal con su imponente presencia—. A veces el más inocente es quien menos lo parece.

—Tal vez, pero ese no es tu caso. —Lo vi con la frente en alto—. No confío en ti.

—Haces bien en no hacerlo, pero confiar en Derek es aún peor.

ABISMO © [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora