Hora: 9:30 p.m.
Lugar: Habitación de Liv.
Situación: Últimos minutos antes de salir a celebrar.
Estado: Más confundida que un pez fuera del agua.
Llegó el día en el que iba a ver a Derek nuevamente y no podía evitar que eso me causara una enorme bola de sentimientos. ¿Odio? ¿Nervios? ¿Rabia? ¿Nostalgia? No sabía cómo debía sentirme. Todo el día en el trabajo intenté olvidarlo, pero simplemente no me fue posible.
El hecho de que la fiesta de Liv fuese en un yate tampoco me daba buena espina porque eso implicaba que, en caso las cosas fueran mal, no había salida alguna. ¿Cómo lo esquivaría en un yate? Sería imposible hacerlo, a menos que no tuviese problema con morir de hipotermia, que sí tenía, así que esa noche debía entrar a mi faceta de «qué poco me afectas» y «ya te superé tanto que ni me acuerdo de tu nombre».
Sencillo, ¿no?
Yo ya estaba lista para empezar la gran noche, mientras mi amiga terminaba de alistarse. En mi caso, era un vestido simple, negro, corto y ceñido en la cintura. La elección de Liv fue más extravagante. En aquel momento, ella se veía en el espejo con soberbia.
—Es que yo me pongo más buena cada año —soltó, recorriendo su cuerpo con la mirada. Su corto vestido era completamente plateado y estaba repleto de lentejuelas.
¿Quién no amaría el autoestima de Liv? Además, tenía fundamento. Era preciosa y ese vestido no a cualquiera le quedaría bien.
De repente sonó el timbre de la entrada.
—Linda, anda a abrir, por favor, que aún me falta.
Asentí mientras me bajaba de la cama. Fui hasta la puerta y, al abrirla, mi boca cayó en sorpresa al ver quién estaba detrás.
—Hola, monga.
Más que quién, me sorprendió cómo estaba.
—¡Polo! ¡¿Pero qué te pasó?! —cuestioné asustada.
Una enorme mancha morada pintaba el pómulo izquierdo de mi amigo Polo.
—Cambié de peinado. ¿Te gusta? —dijo con una dulce sonrisa obviando mi comentario.
—No bromees.
Entró al piso y Liv, apenas salió de su habitación, pegó un grito digno de Hollywood.
—¡Ay no, ahora me da algo! —exclamó aterrada—. ¡Qué cosa más horrible!
Polo se sentó en un sofá y suspiró. Después de unos segundos en los que no dijo nada, soltó:
—En nuevas noticias, Cata y yo terminamos.
—Ay, lo siento —dije sentándome a su costado—. ¿Qué fue lo que pasó?
—Digamos que me dejó por su ex... —Frunció los labios y entornó los ojos como si faltara un detalle—. Pero, al parecer, lo hizo tiempo después de regresar con él.
—¿Ha estado con los dos a la vez? —pregunté.
Polo se encogió de hombros y se llevó la mano a la mejilla.
—Sí, y a su nuevo novio no le ha gustado eso. Ella me ha hecho quedar como el amante que se esconde en el armario cuando llega el marido.
—¡Maldita zorra! ¡A los novios no se les engaña, se les termina! —exclamó Liv indignada—. ¿Cómo va a hacerte eso? ¡Si tú eres un amor! Pinche puta, hay que matarla. Primero le arrancaré el pelo, después le daré un puñete en la... —siguió hablando sobre su plan vengativo mientras volvía a su habitación, y nos dejó solos.
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ABISMO © [Disponible en físico]
Romance¡YA EN LIBRERÍAS! [Esta versión es un borrador] Ella no quiere caer por él. Él quiere recuperarla. Dos promesas en guerra. Solo una puede cumplirse. Tras descubrir la verdad, Ava ha decidido empezar una nueva vida libre de secretos y lejos de qui...