Capítulo 20

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¡Hoy hay RETO! Ya saben cómo funciona: si lo cumplen antes del próximo viernes, podrán leer el capítulo 21 antes.

RETO: La vez pasada fue demasiado sencillo para ustedes (gracias por todo su apoyo y por  cumplirlo tan rápido) así que hoy será más complicado. Deberán llegar a los 7 mil comentarios. ¿Qué dicen? ¿Lo logran?

Ahora sí, a leer.

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Querida Ava Stronza Muller:

«¿Por qué carajos querías besar a Derek? O peor aún, ¡¿porque sigues pensando en besarlo?!»

La Ava dolida quería meterle una cachetada a la Ava hormonal mientras que la Ava pobre se dedicaba a trabajar sirviendo un café en ELE.

—Te ves hermosa cuando estás pensativa.

Me sobresalté al escuchar esa voz. Alcé la vista y me encontré a Derek viéndome con ambos brazos apoyados en la barra.

—Joder, Keller... —hablé recomponiéndome del susto—. ¿Desde hace cuánto...?

Después de ojearme de pies a cabeza, me dedico una sonrisa emocionada como la de un niño al descubrir algo.

—Te sobresaltaste.

Mierda. ¿Qué significaba aquello?

—No lo hice.

—Sí lo hiciste.

—Bueno... pero fue porque me asustaste. Estaba concentrada pensando.

—¿Y en qué pensabas?

—En tonterías... —Volví a fijarme en el café que tenía entre manos, pero vi que él sonrió ligeramente, como si hubiese pensado en algo.

—Cuando piensas en mí, ¿me llamas Derek o Keller?

Dere... Espera.

—No pienso en ti —me apresuré a contestar.

—Digamos que te creo —fue condescendiente y sonrió con los labios juntos mientras rodeaba la barra.

—Créem... ¿Qué haces?

Derek cruzó la baja puerta de madera y entró a la parte trasera, donde yo estaba.

—No puedes entrar aquí, sabes que es solo para trabajadores. —Le señalé el exterior.

—¿Te he dicho que se te ve adorable en tu faceta de trabajadora responsable?

—No soy adorable.

—Muy concentrada en hacer el diseño de los cafés.

—En serio no puedes estar aquí. —Apoyé una mano en su antebrazo e intenté moverlo.

—Sobre todo cuando sacas tu libretita y te pones a anotar cosas —me imitó.

—Debo trabajar —seguí, empujándolo—. No quiero que me despidan. Hoy Malia sí está aquí y se molestará.

—¿Malia? —Él arqueó una ceja.

—Mi jefa. No le agrado por ser amiga de los Carson así que debo complacerla.

—Joder, ya quisiera yo ser Malia.

—¿Q-qué? —Arrugué el rostro y una de las comisuras de sus labios se elevó—. ¿Qué dices? Madonna, sal de aquí. No sé por qué viniste en primer lugar.

—Estoy esperando a...

—¡Chica que no es de Keller! —Oí a Seth y, al volverme, me lo encontré entrando a ELE con una sonrisa gigantesca.

ABISMO © [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora