XLII

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Louis se despertó esa misma noche y, aún con sus ojos cerrados trató de abrazar a Harry por la cintura y acercarlo a él, pero su mano simplemente tocó la cama, y tras palparla y no sentir la piel cálida del omega, sino el frío de la sábana, todos sus instintos se pusieron alerta, levantándose de la cama lo más rápido que sus músculos permitían y saliendo de la habitación al segundo.

Las ventanas de toda la casa estaban abiertas y el castaño pudo ver en el reloj de la sala que eran pasadas las tres de la mañana, no sabía qué haría su omega a esa hora fuera de la cama, y el pensamiento lo asustó.

Pudo escuchar un pequeño grito que por su voz reconocería en cualquier parte sin importar cuántas personas estuvieran a su alrededor, y no dudó ni un segundo en caminar hasta la cocina dispuesto a matar a quien estuviera tocando a su omega.

– ¿Harry?

La clara de confusión del alfa era evidente para cualquiera que lo viera en ese momento, y Harry lo miró con una pequeña sonrisa y una taza de té caliente en las manos, inconsciente de la preocupación que había creado en su alfa.

– Buenos días, Lou.

– ¿Cómo que buenos días? Son las tres de la mañana.

Harry miró sobre su hombro el reloj de la cocina y efectivamente eran las tres de la mañana, pero solo miró al alfa y encogió sus hombros sin dejar de sonreír.

– Mi amor, ¿estás bien? Están todas las ventanas abiertas, y tú solo estás aquí con un té en tus manos en plena madrugada.

– Sí, solo... no podía dormir, siento haberte despertado. Te veías tan lindo durmiendo.

Louis asintió y se acercó a Harry para abrazarlo y acariciar la parte baja de su espalda.

– Te amo. Creía que alguien te estaba haciendo daño e iba a matarle.

– Alfa, puedes ir a la cárcel por eso.

– ¿Por protegerte? Una condena justa. ¿A quién le importa?

Harry rió golpeando el hombro de Louis con su mano libre y dio un sorbo a su té mientras era observando con adoración por los ojos brillantes de Louis, que aunque cansados, nunca podrían mirarlo de otra forma.

– Alfa... yo... quiero decir, tengo algo que decirte, es importante y tenemos que hablarlo.

Los nervios de Harry eran casi palpables y Louis solo pudo apretar más su abrazo alrededor de su cintura y mirarlo a los ojos en un intento desesperado por transmitirle la calma que necesitaba.

– Tranquilo, omega, ¿vamos a la cama y me cuentas eso tan importante?

– Sí, mejor, empiezo a tener frío.

Era sólo una excusa tonta para que los brazos firmes y seguros de Louis no lo soltaran en ningún momento, pues los nervios mantenían su temperatura en un estado normal a pesar de la corriente que entraba por las ventanas, pero consiguió lo que quería cuando fue guiado por Louis hasta el dormitorio sin que sus brazos lo soltaran ni un solo segundo hasta que estuvieron acostados de frente y mirándose a los ojos.

– ¿Qué es lo que te preocupa?

– Yo... - Harry estaba demasiado nervioso, no sabía como decirle eso a Louis, temía que su reacción fuera negativa y solo tenía unas repentinas ganas de llorar para siempre. Temía que los sentimientos de Louis se hubieran enfriado. – Yo te amo mucho.

Louis al notar los ojos de Harry cristalizarse lo abrazó contra su pecho y liberó feromonas en un intento por calmarlo, que su rizado estuviera tan nervioso por algo que desconocía solo lo hacía sentirse peor, pues no sabía cómo hacer para calmarlo.

– Yo también te amo mucho, mi amor.

– Cuando... - Suspiró separándose un poco del alfa para mirar directamente a sus ojos. – Cuando tú no estabas te dije muchas cosas, muchas.

Louis asintió pues sabía que lo que decía era cierto, pero cuando fue a confirmarlo se vio interrumpido por el omega, quien siguió hablando.

– Unos días antes de que despertaras te dije que quería que hiciéramos un viaje cuando volvieras, un viaje largo, en el que solo estuviéramos tú y yo. - Harry se levantó rápidamente y fue a buscar la cajita blanca que le había quitado el sueño en más de una ocasión. – Aquí está. Planeé hasta el más mínimo detalle, empezaría en la Cuenca Mediterránea y al llegar a Grecia volaríamos hasta Hawái, y de ahí recorreríamos la costa de Latinoamérica y las islas del Caribe para volver a casa, calculo que serían unos cuantos meses de viaje, tú y yo. Tu familia está de acuerdo y me gustaría que tú también.

Louis miró la caja, que fue abierta por Harry, tenía un tamaño medio y en ella había varios documentos, que supuso que serían los billetes de avión y todo lo necesario para viajar, estaba llena hasta arriba así que imaginó que eso llevaba mucha preparación detrás. Tal vez demasiada.

– Pero... Mi amor, yo. - Se vio interrumpido por Harry, quien cubrió la boca del alfa con su mano antes de que pudiera seguir hablando.

– Quería comprarnos un apartamento para que cuando despertaras pudiéramos construir un hogar, así que durante estos meses estudiaba y trabajaba en nuestra heladería, pero prefiero esto, no compré el apartamento, pero quiero recorrer el mundo, y si es a tu lado sé que lo disfrutaré más. Dime que sí, alfa, por favor.

Louis, quien ya se encontraba sobrepasado por las emociones que las palabras del omega causaron en él, no pudo articular palabra aunque lo intentó, y vio la única manera de darle una respuesta al rizado asintiendo y acercándose para transmitir todo el amor que podía darle en un beso.

– ¿Eso es un sí?

– Sí, pero te debo un helado y un hogar.

Harry sonrió y acarició la mejilla de Louis antes de besar nuevamente sus labios.

– A donde quiera que vaya tú me llevas a mi hogar. Eres mi hogar, Lou.

– Pero sabes a lo que me refiero.

Ambos rieron y apartaron la caja, haciéndola a un lado, para poder besarse cómodamente. Sus besos eran suaves y cariñosos, pero la temperatura empezó a aumentar cuando sus lenguas se encontraron y la ropa estorbaba.

Louis acariciaba la piel suave y tersa de Harry bajo su camiseta, mientras besaba y daba pequeñas mordidas en el cuello de su omega, que sin duda dejaría marcas visibles, y Harry se vio sentado sobre el regazo de Louis, con los rizos desordenados, las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes y los labios entreabiertos.

Se habían olvidado del calor que sentían, en aquella habitación solo quedaba el otro, el resto desapareció, y se quedaron las caricias y los besos que transmitían el amor que sentían el uno por el otro.

Cuando hubo un poco de distancia entre ellos y Louis pudo observar la obra de arte que tenía ante sus ojos solo pudo pensar en que tenía un ángel como compañero, y que tal vez era demasiado afortunado como para que el amor tan grande y fuerte que sentía en su cuerpo fuera correspondido.

Porque era totalmente correspondido, ¿no?



















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Las personas que creen que Harry está embarazado nunca comieron demasiados dulces hasta enfermar y los envidio por eso.

Si hay errores ortográficos sentiros libres de corregirlos.

All the love

Flores Salvajes || L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora