XLIX

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– Harry. Harry despierta.

Chiara movía el hombro del omega tratando de despertarlo, y le costó unos pocos minutos más, pero finalmente el chico había despertado.

– ¿Qué pasa? Siempre me despiertas, quiero dormir.

– Prepara tus cosas, nos vamos a casa.

– ¿A Londres? ¿Qué se te perdió por Londres?

La chica rió negando y se sentó mejor al lado de Harry, quien se frotaba los ojos tratando de quitar el sueño que sentía.

– A tu casa no, a la mía. Volvemos a Sicilia en un rato.

– ¿Qué?

Harry se sentó y la sensación de cansancio se esfumó, la alfa lo miró como si temiera que en cualquier momento pudiera romperse.

– Aún no es seguro para mi, pero debemos volver, yo me encargaré de que mi padre no haga nada.

– ¿Qué pasa? Lara no voy a irme si eso te pone en peligro.

La chica le tendió una hoja de papel suspirando, cuando Harry la sujetó vio que era un impreso y empezó a leer.

– Llegó esta mañana. Calculo que en dos días se cumplirán las dos semanas pero las pruebas de sangre confirman desde el décimo día más o menos. Y es más eficaz.

Harry continuó leyendo muchos datos, algunos números, pero cuando terminó de leer no entendió nada de lo que había visto.

– ¿Puedes traducirme?

La alfa acarició el vientre de Harry y encogió sus hombros mirando al rizado con una sonrisa.

– Quiero ser la tía millonaria con estilo y solterona, estilo Edna Moda.

Harry cayó en cuenta de lo que Chiara le decía y empezó a llorar. Estaba embarazado. Un bebé. Iba a tener un bebé de Louis.

– Voy a llevarte con tu alfa, lo hablarás con él y le hablarás de la marca.

– Pero Lara, ¿y tú?

La chica sonrió y abrazó al omega tratando de reconfortarlo.

– Crecí rodeada de la Cosa Nostra, podré defenderme si algo sale mal, y voy a protegerte a ti y a tu hijo, Harry, te lo prometo.

– Tomé supresores hasta que me llevaron a tu casa.

– Menos mal que no te dimos ninguno, mi sobrinito o sobrinita lo hubiera sufrido. Y se ve que no hicieron su efecto esperado.

Chiara acariciaba el vientre de Harry y el omega sonreía mirando lo que pronto sería una gran barriga.

– Cuando estemos en el aeropuerto compraré algo con mi tarjeta, a esta altura la polizia ya debe saber que la he usado. Eso los alertará y nos estarán esperando cuando bajemos del avión.

– ¿Y todo eso se te ocurrió ahora?

– Ventajas de vivir en la mafia, cariño. - La chica rió y siguió acariciando el vientre de Harry, mirando los ojos verdes del chico con una sonrisa. – Te preparan para tener alternativas.

Harry miró a su amiga suspirando, no estaba viviendo su propia vida, solo seguía lo que otros querían para ella, y sin embargo lo aceptaba. No entendía ese estilo de vida.

– ¿Alguna vez pensaste en no casarte con un omega?

– Sí.

Harry la sentó tirando de sus hombros y la miró con los ojos muy abiertos esperando a que continuara contando.

Flores Salvajes || L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora