XLVII

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La siguiente semana fue muy complicada para Louis, recibió una carta de su omega en la habitación del hotel donde le juraba que estaba bien y que volvería con él, Louis sabía que era su letra y quería leerla cada maldito segundo, pero Alessia se la había llevado en cuanto tuvo consciencia de su existencia.

Louis insistió tanto, pero tanto, en que iba a formar parte de la operación de rescate de su omega que la policía italiana hizo una excepción que no habían hecho antes, en la que Alessia influyó, sin duda, y como se trataba de la mafia, le hicieron un pequeño entrenamiento y preparación intensivo, durante el tiempo que durara ese caso Louis era parte del equipo como asesor policial, y el alfa sólo deseaba vaciar el cargador de una pistola en el pecho de quien se había llevado a su omega.

– ¡Chicos! Tengo algo.

El grupo de alfas y betas que estaba en esa investigación se acercó a la mesa de su compañero, quien puso una grabación de seguridad de uno de los establecimientos de la Piazza Catena.

– ¿Os suena esta cara?

Sonrió mientras hacía zoom, enfocaba y limpiaba la imagen. Todos menos Louis retuvieron el aire.

– Es Adriano Giotelli.

Louis sabía quién era ese hombre, uno de los capos de Alessandro Lenguini, uno de los líderes de la mafia operante en Sicilia.

Louis veía como se llevaba a Harry con una pistola apuntando en el dorso del omega y su sangre ardió, quería su cabeza.

– Tenemos que preparar esto muy bien. Podemos pillar a Giotelli primero por secuestro y de ahí ir sacando.

– Tú me enseñaste que llevan cianuro para suicidarse si están en peligro de ser atacados.

Alessia sonrió, orgullosa de la enseñanza que le había dado a Louis, pero colgó una foto de Giotelli en la pantalla transparente y escribió su nombre con rotulador.

– Ahora bien, Paolo, ¿para qué querría Lenguini a Harry? Es un omega normal, tiene amigos, familia y estabilidad.

Sabían por otros casos que seguían abiertos que los omegas que eran secuestrados por la familia Lenguini para tráfico de personas eran omegas a los que sabían que nadie buscaría, y Harry no encajaba con el perfil. No había que ser muy inteligente para saber que Louis buscaría a Harry por cada centímetro del mundo.

– No tengo ni la menor idea, es atractivo e inteligente, ahí puede estar la respuesta, podría serles de utilidad, el secuestro por un rescate está descartado.

– ¿Chiara Lenguini?

El grupo miró a Alessia antes de volver a sus puestos y recalcular lo que tenían hasta el momento, nadie se paró a pensar en Chiara, todos se habían centrado en el jefe de la mafia.

– ¿Pudo ser un capricho de Chiara?

Uno de los agentes preguntó al resto y Louis se tensó, sujetando con fuerza la mesa en la que se encontraba sentado.

– Es una buena posibilidad, la última vez que se vio a la señorita Lenguini tenía unos cuatro años, salió del ojo público en esa ocasión, y han pasado. - Mientras su compañero leía el archivo de ese caso Alessia se tensó, nadie lo sabía, pero Chiara y ella habían tenido un romance dos años antes, se había enamorado de la persona equivocada, y tuvo que alejarse de ella cuando entró en el departamento, jurando que siempre la amaría y que la protegería. Louis necesitaba una respuesta ya. – diecinueve años. Tendría unos veintitrés años ahora mismo.

– Está en edad. Podría ser la mayor posibilidad que tengamos hasta ahora. Que Lenguini le llevara a Harry como presente a su hija o que ella lo viera y se encaprichara.

Flores Salvajes || L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora