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Estaba en la puerta del avión a su lado.

Alejandra borracha me había llamado gritándome por haberle fallado.

Me sentía una pésima amiga en esos momentos.

-No se preocupe puede darse una ducha cuando lleguemos al hotel- asentí cansada.

Mi jefe entró en el avión y lo seguí.

Nuestra área era la más cara del avión logrando que cada asiento tuviera su privacidad.

Él iba sentado a mi lado, pero lo menos que quería era hablar en ese momento.

-Maia- lo mire mal

-Solo déjeme dormir dos horas al menos- me quejé

Él asintió para entonces colocar entre nosotros un pequeño panel que salía del medio de nuestros asientos.

Cerré mis ojos sin esperar que la asistente de vuelo diera sus instrucciones.

No daba para más.

***

Sentía mi cabeza muy cómoda siendo sinceros.

¿Es posible que sea su hombro? - pensé alarmada

Intenté levantarme sin hacer tanto ruido.

Mi cabeza había estado recostada de una almohada.

-No pienses mal, no fui yo. La asistente de vuelo trajo la almohada para ti- asentí mientras arreglaba mi cabello

-No quería que fuera usted tampoco- susurre, pero él había escuchado bien

Después de eso no dijimos nada.

Cuando llegó el momento de bajarnos como siempre él iba unos pasos más al frente mientras yo lo seguía.

Este era mi primer viaje en mi vida y para matar la pase durmiendo todo el vuelo.

No había logrado ver nada.

El aeropuerto era hermoso, no lo negaría.

-Muy bien trajeron el auto que pedí- señaló un auto estacionado

-Nos vemos en el hotel- sonreí mientras veía como le montaban sus maletas

-Vamos juntos- señaló el auto

-No se preocupe puedo tomar un taxi- sonreí tratando de ser educada

Él ni me escucho solo monto mi maleta en su auto y me señaló.

Era la primera vez que me subía en un auto con él.

Sin pensarlo mucho abrí la puerta de atrás.

-Ni pienses subirte ahí, sube en el copiloto- señaló serio

Asentí para sentarme donde me dijo.

Todo el camino al hotel no hablamos nada.

Al llegar él se estacionó al frente de la puerta y ambos nos bajamos.

-Estaciona el auto- le paso la llave a un chico de seguridad mientras otro bajaba nuestras maletas

-Gracias- le sonreí a ambos para seguir a mi jefe

Ya él estaba hablando con la recepcionista.

-Tu llave, puedes irte a descansar, mañana será un día largo- asentí para ir a mi habitación

La llave tenía el número de la habitación así que no era tan difícil.

Al llegar me sorprendí por lo grande que era.

Enamorando al magnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora