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Llegué siguiéndolo a su casa.

No era para menos toda su riqueza.

El vivía en un pent-house sumamente grande en donde se podía ver toda la ciudad.

-Que la vista no te impresione, llega un tiempo en el cual te aburres- lo mire incrédula

-Es imposible aburrirse aquí- mire todo su apartamento

-Cuando estás solo nada de esto importa- camino hasta su cocina

El apartamento era muy minimalista en cuestión de muebles, pero todo era por las máquinas de juego que tenía en la casa.

-Debo probar cada juego antes de que salgan- se excuso

-No pregunté- fui sincera

Sin que me diera permiso me senté en su sofá.

-¿En que debo ayudarlo? – lo mire y él simplemente se estaba haciendo un café

-Necesitamos poner en prueba un juego que se lanzó, pero muchos jugadores se han estado quejando del funcionamiento en multijugador- asentí

Volví a cerrar mi ordenador.

-¿Quieres café?- asentí

No soy de tomar mucho café, pero creo que la ocasión lo amerita.

Él preparó dos tazas.

-¿Azúcar? – volvió a mirarme

-Como tu te lo tomas estas bien- no era por nada, pero los dos teníamos los mismos gustos

-Si puede ve a mi oficina que está en la primera puerta de ese pasillo y trae mi ordenador que posiblemente lo necesitaremos- asentí

Me puse de pie y fui a donde me dijo.

Su apartamento tenía su aroma en cada esquina.

Su oficina como era de esperar estaba demasiada organizada.

Tome su ordenador portátil y la lleve a la sala.

Él ya estaba sentado en el sofá.

-Aquí está- le pase su ordenador

Él lo tomó sin mirarme.

En el gigantesco televisor coloco un juego.

-Toma- me paso un control para jugar

-No soy buena- aclare

-Juega por instinto- asentí

El juego primero presentó una introducción.

-Qué larga- me queje sincera

-Pienso lo mismo- tomó un sorbo de su café

Lo imite y tome de mi taza

El juego inicio y por la puta madre que lo trajo era de terror.

-¡QUE NO PUEDO JUGAR!- grité dándole a todos los botones con mis ojos cerrados

-Maia mira la pantalla- se quejó

No podía abrir mis ojos.

-Cambia de juego- me queje

-Intenta jugar unos 10 minutos- lo escuche

Abrí un poco mis ojos, pero los cerré cuando un zombie apareció en la pantalla.

-Por dios no lo pueden hacer menos tranquilo así podemos jugarlo de noche- escuche como el ruido pauso

Abrí mis ojos y él solo apuntaba unos códigos en su ordenador.

Enamorando al magnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora