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Su semblante fue cambiando a medida que iba hablando por teléfono.

Beso mis labios por un corto tiempo para separarse de mi.

Me sentí decepcionada al verlo ir hasta un extremo de la habitación.

Él solo tenía sus boxer colocado que acentuaba toda su anatomía.

Lo mire por unos minutos desde su cama, pero poco a poco me sentía cada vez más cansada.

No había dormido en todo el vuelo y desde que llegamos hicimos diferentes cosas.

Arreglé mi pijama y fui hasta donde sería mi cama por estos días.

Me envolví como pude con la sabana.

Ya no quedaba más para nuestra posible noche en donde al fin nos quitariamos el deseo.

El me daba la espalda por lo que solo lo escuchaba hablar por teléfono.

A medida que el tiempo pasaba me iba quedando dormida hasta que al fin no me desperté más.

***

Al día siguiente me moví al sentir como mi cuerpo dormía muy cómodo.

Gire y choque con algo.

Abrí mis ojos y me encontré con el pecho de mi jefe.

-Buenos días- pasó sus manos por mis caderas para pegarme más a él.

-¿Qué hago aquí?- me tape la boca

-Bueno te quedaste dormida en el sofá y digamos que no te veías nada cómoda, así que te cargue y aquí estás- sentía como dejaba caricias en mi cadera

-Bueno es momento de levantarnos- me separe de él rápidamente

Entré en el baño para lavarme los dientes.

-Ya pedí el desayuno- asentí aunque él no me podía ver.

Hice toda mi rutina de la mañana en donde consiste en lavarme la boca y el rostro para arreglarme.

-La reunión de hoy es para cerrar contratos de la empresa y ya las de mañana son las que tienen que ver con el orfanato- lo escuche atenta

-Hoy estaremos trabajando con un contrato para un videojuego- salí del baño para encontrarme con él a medio vestir

Sonrió para tomarme de mi cuello y besarme.

-Ahora sí buenos días- sonrió para dejarme ahí confundida

¿Qué paso aquí?- pensé viéndolo

Él se fue con una sonrisa a terminar de arreglarse.

-Opino que te puedes colocar este vestido- señalo uno que tenía el mismo color de su saco

Asentí aunque no estaba segura.

Como me pidió me puse el vestido que me había mencionado.

Me mire en el espejo y realmente me veía decente.

La puerta sonó y era un chico con el desayuno.

Había en la habitación una mesa pequeña en donde nos sentamos para desayunar.

Ninguno hablaba.

Yo por mi parte no tenía ni idea de qué decir.

Anoche casi tuvimos sexo y hoy me desperte entre sus brazos.

Cuando terminamos de desayunar tomamos lo que necesitábamos.

-Vamos- ofreció su mano la cual para mi sorpresa tomé con naturalidad.

Enamorando al magnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora