Capítulo veintiocho

58 12 9
                                    

—Bebé despierta—me queje y Joseph río mientras dejaba besos por todo mi rostro—Vas a llegar tarde a la universidad.

—¿No tienes algo mejor que hacer?—gire para evitar que siguiera molestándome—Quiero dormir—sentí sus brazos levantarme y llevarme hasta el baño—¡Joseph vuelve a llevarme a la cama ahora!—me dejó en la ducha y me miró con ternura.

—Sino quieres ir no hay ningún problema, solo estoy tratando de ayudar a que sigas con tu vida como la persona valiente que eres—dejo un beso en mi cabello—iré hacer el desayuno mientras te organizas—lo miré mal y eso le causa gracia..

Fingir que lo que me había pasado no había dejado secuelas era algo casi imposible, pero saber que todos me apoyaban e iban hacer lo imposible para que yo tuviera justicia me daba la fuerza necesaria para levantarme y enfrentar al mundo, además a pesar de todo tengo a Joseph apoyándome lo que subía mucho mi ánimo.

Cuándo terminé de organizarme camine hasta la cocina y me acerqué a Joseph.

—¿Qué eso que huele tan delicioso?—cómo era de esperarse Joseph estaba cocinando sin camiseta—aliméntame que tengo hambre—me queje al sentir mi estómago sonar.

—Hace un momento no querías pararte de la cama y ahora estás exigiéndome comida—gire los ojos ante su reclamo—Aguantó tus caprichos porque te amo demasiado, pero entre tu y mis hijos me van a sacar canas.

—Deja el drama y aliméntame Joseph—dejó un beso en mi mejilla y me arrastro hasta la mesa.

—Ya te traigo mis súper pancakes extraesponjosos—fue por los platos y volvió con una sonrisa en el rostro—Por cierto mi chofer de va a llevar y te recogerá de la universidad, esperará al m—lo interrumpí.

—¿Desde cuándo tienes chofer?—pregunté sorprendido porque en el tiempo que estuvimos juntos nunca me dijo que tenía chofer.

—Creo que se me olvidó mencionarlo, por lo general él suele recoger a los niños en la escuela y a mi cuándo estoy borracho—levanto los hombros restándole importancia—Ian lleva varios años trabajando para mi así que no tienes que preocuparte porque es un hombre de confianza.

—Sé que no dejaras que me niega así que no lo haré—sonrió al darse cuenta que había ganado.

—Por cierto en la tarde tienes cita con la psicóloga y no quiero que faltes—asentí resignado—Ian se encargará de llevarte, yo estaré esperándote cuándo salgas ¿Está bien?—rodee los ojos y asentí.

—Si, señor Thompson—terminé de comer y tome mi mochila—Nos vemos luego.

Me detuvo cuándo pasé por su lado—Falta mi beso de despedida—le saque el dedo del medio.

—Pídeselo a Nicholas—mencione antes de perderlo de vista—gracias por el desayuno—grité desde la puerta.

En la entrada del edificio estaba Ian esperándome recostado en el auto, cuándo me vio me abrió la puerta para que yo me subiera.

—Buenos días señor Andrew—su semblante era neutro.

—Buenos días Ian—entre al auto, luego de eso Ian cerró la puerta y se sentó tras el volante.

El viaje fue tranquilo, pero a medida que nos íbamos acercando a la universidad me ponía cada vez más nervioso, no sabía si sería capaz de enfrentar la mirada de todos juzgándome pero tenía claro que debía enfrentar la situación para lograr justicia no solo por mi sino por las otras víctimas que no habían obtenido justicia. Al parecer Ian se percató de mi nerviosismo  porque me sonrió para que me relajara.

—No se debe preocupar ya verá que todo saldrá bien—moví mis dedos con nerviosismo—Por lo que me ha contado el señor Thompson sé que usted es una persona genial y que puede enfrentar cualquier cosa—sonreí al darme cuenta que Joseph le había hablado a su chofer sobre mi.

¿Amor o capricho?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora