Capítulo treinta y dos

63 11 25
                                    

Terminé el semestre con buenas notas y me quedé un par de días más con Joseph, pero terminé volviendo a casa antes de lo esperado porque Joseph estaba muy ocupado con su trabajo y yo necesitaba ver a mi familia.

Faltaban pocos días para empezar el nuevo semestre y había decidido buscar a mi padre, Ryan se había molestado mucho por mi decisión y lo entendió, pero no iba a dejar mi idea de lado así que convencí a mi mejor amigo para que me acompañara para asegurarse de que nada malo me iba a pasar.

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto?—asentí y en ese momento ví a mi padre salir del lugar dónde trabajaba.

—Espérame aquí  por favor, no me tardo—no espere su respuesta y avance rápidamente para alcanzar a mi padre.

—Hola papá—mi padre me miró sorprendido y luego frunció el ceño—Lo siento se me olvidó que debo decirte George.

—¿Qué quieres?—mencionó sin emoción.

—Solo quiero hablar contigo—lo pensó un momento y luego de algunos minutos que para mi fueron eternos mi padre asintió—Podemos ir a ese cafetería—señale la cafetería que estaba en la calle al frente de nosotros.

Mi padre empezó a caminar hacia la cafetería mientras yo lo seguía, cuándo llegamos a la cafetería le mandé un mensaje a Ryan para que supiera que estaba en la cafetería.

—No sé de que quieres hablar, creo que te deje claro todo lo que pienso de ti—la mesera llegó con dos cafés.

—Yo solo quiero que me escuches, estoy en terapia y para dejar atrás todo el dolor que me causaste debo decirte todo lo que quise decirte en algún momento —tome un poco de café antes de continuar—Siempre quise que estuvieras orgulloso de mi, aunque trate de evitarlo todavía hago muchas cosas para que tú te sientas orgulloso de mi. Me sentía muy feliz cuándo hablabas con otras personas sobre mis triunfos, pero me sentí muy mal cuándo te confesé mi orientación sexual y cambiaste conmigo, pasé muchas noches llorando e hice muchas cosas para obtener de nuevo tú atención y nada de eso sirvió porque parecía que cada día me odiabas más, no solo me sentía mal porque me tratabas mal sino que además me obligabas a mentirle a mi madre y a mi hermana, me echaste de la casa cómo un perro y me culpaste de que tu matrimonio terminará cuándo sabes perfectamente que yo no soy el culpa de tus errores—mi voz se cortó por lo que tuve que parar un momento antes de seguir—Te digo todo esto porque quiero que sepas que no te culpo por todo lo que me hiciste pasar y se que no es algo que te importe, pero te perdono por todo el daño que me hiciste.

En ningún momento su rostro mostró alguna emoción y eso me tranquilizó un poco—Espero que con estos te sientas mejor, pero mi opinión sobre ti no cambia—Su respuesta no era muy diferente a lo que esperaba— Solo quiero pedirte algo—lo miré curioso—¿Podrías tratar de convencer a Audrey de que se reúna conmigo? He tratado de comunicarme con ella pero no quiere saber nada de mi.

—Lo intentaré—me levanté para salir de la cafetería—gracias por escucharme, espero que puedas ser feliz el resto de tu vida.

Cuándo salí de la cafetería Ryan se acercó a mi y no pude contener más las lágrimas.

—¿Estás bien?—preguntó Ryan cuándo terminé de llorar.

—Si, era justo lo que necesitaba para dejar todo atrás.

«»

—¿Te sigues sintiendo mal?—asentí—Deberías ir al médico porque no es normal que estés cansado todo el tiempo y que la comida no te caiga bien—llevaba algunos días sintiéndome así.

—Lo sé, pero en dos días empiezan las clases y no quiero perderme ninguna clase—hice un puchero y Ryan rodeó los ojos.

—Prométeme que irás al médico si te sigues sintiendo mal—asentí—dilo—se cruzo de brazos molesto.

¿Amor o capricho?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora