Capítulo 44 - Pues soy la encargada de cubrir el show de RBD en Brasil.

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Su cabeza fundida en la almohada, sus manos debajo de ella apreciando la suavidad de las sábanas y más el perfume que destilaba aquella. Totalmente adictivo y muy familiar. Volvió a inspirar y se estremeció por completo. De repente, aquel olor le hizo recordar. Si. Ya sabía a quién olía. A Christopher. Pero ¿Por qué olía a él? Desesperada abrió los ojos y se inclinó hacia arriba para observar su alrededor. Ésta no era su habitación. Giró y se sentó en la cama. Ouch. La cabeza. Dolía y mucho. Se llevó ambas manos y trató de tranquilizar aquel punzante dolor. Parpadeó varias veces, ¿Qué hacia ahí? ¿Cómo llegó? Bajó la mirada en lo que tenía puesto. Una remera bastante larga que podía cubrirla lo necesario. Pero ¿Cómo? ¿Acaso…? Trató de recordar algo pero todo se veía borroso. Fiesta, tragos, baile, Christopher, risas, Christopher, caídas, Christopher, Christopher y Christopher. Se tapó el rostro con ambas manos para calmar su malestar. Todo daba vueltas y la cabeza latía fuerte.

La puerta se abrió y una bandeja cargada de comida se hizo visible al instante. Sacó sus manos de la cara y observó a Christopher entrar.

-Buenos días – dijo dándole una leve patada a la puerta para cerrarla. - ¿Cómo has dormido? – preguntó mientras se acercaba a ella y dejaba la bandeja encima de la cama.

Avergonzada, bajó la mirada y susurró – Bien – mientras entrelazaba sus dedos.

Se veía más hermosa así, vistiendo una camiseta de él, su pelo alborotado de recién levantarse, sus mejillas ruborizadas y sus ojos, brillantes. Se sentó en la cama y la tomó del mentón obligándola a que alzara la vista. Lentamente lo hizo y se encontró con una mirada cálida, sentida y encantadora.

-¿Cómo te sientes? – murmuró.

Tragó saliva – Un poco mareada, con dolor de cabeza – explicó, tímida.

Bajó la mano y tomó de la bandeja dos pastillas. – Toma – las soltó sobre la palma de Dulce seguido de tomar el vaso de jugo y entregárselo también. – Con esto te sentirás mejor – dijo.

Asintió con la cabeza y se metió ambas pastillas en la boca y bebió el jugo de naranja mirando sobre el borde del vaso a Christopher, quien tampoco le quitaba la mirada. – Gracias – musitó cuando tragó.

-Te traje el desayuno, también – relamió sus labios.

Bajó la mirada hacia la bandeja y volvió a subirla. - ¿Cómo llegue aquí? – preguntó.

Subió su mano hacia su barba de tres días y masajeó pensativamente – Pues… Te emborrachaste, hiciste un mini show en la discoteca, luego te caíste porque no podías sostenerte y te traje aquí porque no tenías la llave de tu habitación – resumió – Aunque hace rato Anahi te trajo el bolso – dijo.

A cada palabra que decía Christopher, sus mejillas se sonrojaban más. Apretó sus ojos por una punzada que mandó su cabeza y nuevamente los flashes mínimos se hicieron presentes pero no daban indicios de coordinarla para pensar. Christopher la observaba y notaba sus intentos de querer recordar algo. Tomó una tostada de la bandeja y se la acercó a la boca haciéndola volver a la realidad.

-Come – ordenó.

Se inclinó un poco hacia adelante y le dio un mordisco. – Por lo menos no hice nada fuera de lugar – murmuró mientras masticaba.

Christopher alzó las cejas y le dio un mordisco a la tostada también. – Bueno… no has hecho pero has dicho – la miró divertido.

Enseguida Dulce entreabrió los ojos y frunció el ceño. - ¿Qué dije? – musitó.

La miró detenidamente, sabía que trataba recordar. - ¿De verdad no te acuerdas? – alzó las cejas.

Negó con la cabeza.

Volver a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora