Epílogo - Cinco años.

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Cinco años. Cinco años pasaron y aún tengo el recuerdo de haber aprisionado mis ojos y sentir cómo aquel coche se estrellaba contra mí. Aún recuerdo el grito de Christopher en el teléfono. Todo fue tan rápido, tan loco. En esos segundos, mi vida corrió en mi mente y mi bebé… sólo pude esconder mi barriga con ambas manos y esperar ¿el final? De espalda, como una forma de cubrir a mi bebé. Después de eso sólo sé lo que Christopher me contó porque sinceramente, yo no recuerdo nada…

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Las lágrimas caían desesperadamente por sus mejillas y él no tenía ninguna reacción. Estaba shokeado, sin entender nada. Dulce diciéndole que estaba embarazada, luego su grito y ya todo fue una confusión. Todo había pasado en tan sólo segundos, segundos que le cortaron la respiración y su corazón dejó de latir. Desesperado, sin saber qué hacer, solo atinó a marcar a Anahi. Su sollozo, su desesperación apenas le permitían articular alguna palabra pero no hacía falta decir nada, Anahi ya estaba enterada por las noticias y le informó en qué hospital estaba. Sin saber cómo, Christopher llegó a los minutos y una zarda de periodistas lo atropelló en la entrada.

-Christopher, Christopher ¿Sabes cómo se encuentra Dulce María? –

- Christopher, ¿Tu sabes cómo pasó? –

- ¿Es verdad que tu compañera cruzó mal la calle? –

Estaba desesperado por encontrarse con Dulce y los periodistas solo lograban atrasarlo más, aquellas absurdas preguntas que lo aturdían y lo culpaban mal. “Si tan sólo no le hubiera dicho nada… “  pensaba una y otra vez, sintiéndose la peor basura porque por su estúpida desconfianza, ahora Dulce se encontraba en riesgo de perder su vida y de su hijo. Aquello lo hería mucho más.

Desesperado, se giró – ¡Déjenme pasar! – gritó furioso empujándolos y a pasos agigantados ingresó al hospital donde Anahi lo esperaba para llevarlo a la sala donde estaban operando a Dulce. Ni bien llegó, se partió en mil pedazos sobre su amiga, las lágrimas abundaban por su rostro, negaba y negaba que esto estuviera pasando.

-Bebé, tranquilo. Dul estará bien, tranquilo – repetía la rubia mientras lo consolaba.

- Esto es mi culpa – dijo en un sollozo.

- No, no, no, bebé. No es tu culpa, no digas eso – expresó Anahi, preocupada por las palabras de su amigo.

- Si… yo la herí con mis palabras, con mis ideas estúpidas – exclamó dando un golpe de puño a la pared. Resonó su nariz y miró a su amiga – Dulce… está embarazada – confesó y el dolor era más grande todavía.

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¿Y qué pasó? Aquel día estuve más de 8 horas en el quirófano, había sangrado mucho y entré en riesgo de aborto. Se me había fracturado una pierna, tenía moretones por todo el cuerpo y un fuerte golpe en la cabeza. Estaba inconsciente, había caído en terapia intensiva y sólo esperaban que pudiera despertar para evitar que pudiera perder a mi bebé. Los días pasaban, la prensa ya estaba enterada de mi embarazo y que Christopher iba a ser padre. Christopher… hasta el día de hoy me pide perdón y yo no tengo nada que perdonarle.

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Era el tercer día y Dulce aún seguía inconsciente. A todos, inclusiva a Christopher, le habían prohibido el ingreso a la habitación que se encontraba Dulce. Después de tantas súplicas, la enfermera que estaba a cargo de la pelirroja le permitió ingresar tan solo por 5 minutos. Con una fuerte presión en el pecho, Christopher entró a la habitación y allí se topó con su princesa conectada a varios cables y una manguera en su nariz que le propiciaba oxigeno. Se la veía tan frágil, tan débil y el dolor se extendía más en él. Con pasos rápidos, se acercó a Dulce y sin evitarlo las lágrimas comenzaron a caer sobre sus mejillas. No podía creer en el estado que se encontraba, cómo estaba. La observó detenidamente, estaba pálida y sólo tenían color los raspones en un pómulo y su frente. Estiró su brazo y su mano acarició suavemente el rostro de Dulce haciendo un camino desde su frente, pasando por sus ojos cerrados, su nariz respingada con aquel rebelde piercing, sus labios que tanto deseaba hasta su mentón. Soltó un suspiro sin dejar de llorar, estaba destruido al verla así dormida sin saber cuándo despertaría. Cayó de rodillas y tomó la mano de Dulce, la aprisionó fuerte sobre su mejilla y susurraba cientos de lamentos. No lograba entender cómo sucedió todo tan rápidamente, sólo rogaba que despertara. Continuó con miles de besos sobre su mano hasta que alzó la vista sobre el vientre de Dulce. Alargó el otro brazo y con cuidado, posó su mano allí sintiéndose el hombre más afortunado. Allí estaba su hijo, el fruto de amor de ellos, y en aquel llanto una sonrisa se dibujó en él. Parpadeó varias veces para dejar caer más lágrimas y en un segundo se imaginó a ellos dos jugando con su hijo o hija en un gran jardín. Y con más motivo, las lágrimas no cesaban. Se levantó de allí sin soltar su mano y se acercó hasta rozar su nariz como tanto le gustaba a él. Y con el amor y el deseo que sentía por ella, plantó sus labios sobre los de Dulce y en un susurro le dejó su amor, todo lo que sentía por ella.

Y como en un cuento, el beso del príncipe hicieron su efecto mágico y lentamente los ojos de Dulce se abrieron encontrándose con el rostro de su amor, de su hombre.

-Chris… - susurró.

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Cinco años y aquí estoy escribiendo mi tercer libro. Esta vez no se trata de poemas que componen mi vida, aquí está mi historia desde aquel día que me encontré a Christopher en el restaurante. El destino, el bendito destino. Cinco años. Mi hija Lucía Alexandra cumple cinco años y todos los días le agradezco a Dios por el gran regalo que nos dio.

Aquel día desperté con el beso de mi príncipe y desde ese momento, todo cambió, todo fue para bien. Días después me diagnosticaron fuera de peligro pero necesitaba estar varios días más para evitar alguna complicación. Desde que ingresé a ese hospital, Christopher no se despegó de mí en ningún momento y puedo confesar que a día de hoy, tampoco lo hace. ¡Y esta vez por doble partida! Cada día mi pancita iba creciendo y yo me sentía plena, feliz. ¿Qué más podía pedir? Estaba embarazada y a mi lado estaba el hombre que siempre amé.

Lo único que lamento es que RBD no pudo dar una buena despedida pues yo no podía volver a los escenarios hasta después de 4 meses y Christopher optó porque ya no lo vuelva a hacer hasta que no tenga a mi hija.

Y desde entonces, Anahi se casó a los 6 meses con Manuel. La boda fue perfecta y debo confesar que el vestido no me favoreció, ya tenía mi barriga abultada y mis kilos de más. A día de hoy, Anahi tiene dos hijos preciosos y puedo confesar que también se encaminan a la carrera de su madre. La campanita pudo cumplir el sueño que tanto anheló, y es feliz con la familia que formó. Nunca más volvió a la música y algunos fans todavía lo lamentan.

Por otro lado, la angelical de Maite llegó a ser una gran empresaria con su línea de ropa, se ha difundido por casi todo América y parte de Europa. Sus diseños han sido de lo mejor para todas las mujeres sin discriminar gustos y tallas. Aun así con el éxito de empresaria, Maite no abandonó la actuación ni mucho menos la música. Realizó más de 3 novelas exitosas y una gira mundial con toda su bachata. Su vida amorosa también tuvo su lado bonito, Maite se casó un año después con el productor musical y hoy es madre de una preciosa niña de 2 años.

Por fin, la libertad y la felicidad fueron llevadas por mi pollito, Christian. En la boda de Anahi conoció al amor de su vida y hoy son padres de una niña de 4 años. Continuó con la música haciendo gira por América y realizó varias participaciones en novelas mexicanas  pero al final decidió vivir en Brasil.

Y Poncho no fue la excepción, terminó casándose con Isabela a los dos años. Desde ese entonces, se dedicaron a disfrutar de la vida, viajando y viajando sin parar. Ambos dejaron sus trabajos y optaron por vivir la vida plenamente, disfrutando de su amor y de su libertad. Hoy no tengo noción en dónde se encuentra, la semana pasada dijo que estaba en Chile, hoy puede estar en Colombia… no lo sé.

Mi historia de amor es mi favorita. Christopher y yo decidimos casarnos en secreto luego de que tuvimos a Lucía Alexandra. Y nuestra vida profesional… decidimos darle su fin. Sentimos la necesidad de acabar con ella y disfrutar de la bendición de Dios, nuestra hija. Hoy no encuentro palabra para describir la felicidad de mi alma, todo lo que siempre soñé se hizo realidad. Cada día me enamoro más de Christopher, cada día aprendo más de él y puedo decir que somos una familia muy feliz. Y día a día me siento orgullosa de haber dejado de lado mis convicciones para dejar que mi corazón hable, que el amor que siempre sentí por Christopher actuara. Me arriesgué y gané, dejé todo para amarlo y dejarme ser amada. Y aquellos sueños se hicieron realidad… y el destino, me hizo VOLVER A TI, Christopher.

                                   FIN

Y hasta aquí ha llegado la historia. Estoy MUY feliz por el resultado de ésta y como usted han respondido. Déjenme confesarles que es la primera vez que escribo, al principio tuve mucho miedo, temía que no les gustara o no estuvieran conformes pero a lo largo de los días los resultados han sido otros. Gracias a todos y cada uno de ustedes que se han tomado su tiempo para leer esta historia, de haberme motivado a que continuara y aconsejarme para algunas cosas. Se han reportado desde Ecuador, Brasil, Estados Unidos, España, Colombia, Argentina, Chile, y me hace feliz que el amor que tenemos por Dulce y Christopher nos una. Sus comentarios siempre fueron positivos y eso me animó a seguir. Son los mejores y gracias y gracias por todo. Espero que les haya gustado mucho y la hayan disfrutado tanto como yo la disfruté escribiendo. Y esto no se termina acá, nos seguiremos leyendo. La semana que viene pondré las dos fanfics que estoy escribiendo y ustedes elegirán. GRACIAS A TODOS! BESOS!!!

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