Volver a ti.

Capítulo 35 - ¡¿Acaso no entiendes que no quiero alejarme de ti?!

Ambos cayeron pesados a la cama sin separar sus labios, el beso se volvía cada vez más intenso. La temperatura aumentaba en sus cuerpos, estaban incendiándose de tanta pasión. Las manos de Dulce se aferraban a la espalda de Christopher mientras éste besaba delicadamente su cuello generando una serie de jadeos que escapaban en ella. Bruscamente lo tomó del cabello e hizo que la volviera besar, sus lenguas danzaban en sus bocas, jugando provocativamente en ellos.

-No… - dijo entre besos – No podemos hacer esto… - susurró y lo miró a los ojos.

Christopher la ignoró y siguió besándola lentamente pero Dulce se detuvo de nuevo. – No… Chris – la respiración era agitada.

Christopher frunció el ceño y la miró. – ¿Por qué te empeñas a arruinarlo? – dijo entre dientes.

Dulce lo fulminó furiosa y lo empujó al costado para luego sentarse a la cama con la mirada baja. Christopher soltó un suspiro molesto y se colocó a su lado.

-No podemos hacer esto – volvió a repetir sin mirarlo.

-¿No podemos? ¿Por qué? – preguntó secamente.

Dulce exhaló y lo miró a los ojos. – Me voy a casar – musitó.

-Eso ya lo sé y lo sabía cuando decidimos empezar… - sin terminar.

-Me voy a casar en 3 semanas – disparó sin dar vueltas.

Fue en ese entonces donde su alrededor se derrumbó dejándolo parado en una cuerda a punto de caer, donde todos sus motivos de seguir se habían esfumado con el viento. Sintió levemente cómo su alma se desgarraba de él generándole el dolor más fuerte. Su corazón palpitaba rápidamente dando sus últimos latidos antes de morir, todo se había derrumbado. Toda su ilusión se cayó en el precipicio más alto del mundo dejándolo sin ganas de nada ¿En qué momento todo dio un giro? Hacia minutos le había confesado que estaba enamorado de ella y por hacer el amor, y ahora todo cambió. Todo giró. Era inevitable el terrible dolor que circulaba en su pecho, tan fuerte que lo oprimía y le dificultaba respirar. Tantas cosas sucedían en su interior que no fue capaz de articular siquiera una palabra. Solo la miraba y suplicaba encontrar la verdad en los ojos de Dulce que ya estaban humedecidos a punto de llorar.

-Lo siento – musitó en un hilo de voz.

Sus ojos alterados hallaban alguna respuesta en su mirada, estaba quieto, inmóvil. – ¿Qué… qué dijiste? – balbuceó. La noticia lo había estrellado contra una pared de acero.

Las primeras lágrimas cayeron por las mejillas de Dulce, estaba destrozada. Ambos se estaban lastimando de la manera más horrible. Bajó la mirada, estaba hecha pedazos y no podía siquiera mirarlo a los ojos.

-De verdad, lo siento. – fue lo único que pudo decirle. No hallaba la forma de contarle por qué lo decidió. El rostro de Christopher expresaba todo lo que pasaba por su interior y lastimosamente Dulce lo notó, si se lo decía acabaría con él y sería allí que no lo aguantaría más.

Christopher no lo soportó y salió casi corriendo de aquella habitación. Bajó las escaleras lo más rápido que pudo y se adentró al mini bar del hotel. Para su suerte, sus compañeros estaban del otro lado del hotel, no muy lejos de allí. Sus lágrimas caían sin cesar, había sido destrozado de la peor manera. Se sentó en un taburete y le exigió al barman que le entregara una botella de vodka. Quería ahogarse en alcohol y olvidarse de una vez por todas de Dulce aunque eso significara acabar con él.

Mientras tanto en la habitación, Dulce cayó rendida en su cama llorando sin parar. Se odiaba por habérselo dicho, jamás quiso lastimar a Christopher pero al verlo así, el dolor aumentaba más. ¿En qué momento sucedió todo? ¿En qué momento dejó que las cosas se salieran de lugar? Si tan solo hubiera dicho que no, en estos momentos estaría de gira con su disco sin siquiera recordar a Christopher o eso lo intentaría. Estaba ahogada de tanto dolor, de tanto sufrimiento. ¿Por qué la felicidad y el dolor caminaron con ella al mismo tiempo? Sentía su alma muriendo lentamente pero más lo sentía a Christopher.