Capítulo 32 - ¿Aquí termina?.

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La mañana se hizo presente con un cielo gris y una lluvia intensa, incapaz de parar en algún momento. Ni siquiera permitía que el sol pudiera asomarse e iluminar con sus rayos algunos rincones del gran DF. La ciudad estaba en su total gris triste y nostálgico. El fuerte viento que bailaba por el aire, golpeaba hacia las ventanas y las gotas de lluvia caían resbaladizas por el cristal de las ventanas. Un trueno electrizado entre las nubes despertaron de un salto a Dulce. Miró a su alrededor desorientada, con la vista nublada. Se refregó los ojos y tomó el despertador en sus manos. Faltaba media hora para el comienzo de su día. Volvió a dejarlo en su lugar y esta vez giró hacia la ventana, observando atentamente cómo la ciudad estaba mojada, y siendo la lluvia un claro llanto del cielo. El día estaba complementado con ella, era su reflejo, su ser estaba totalmente sin color. Se recostó nuevamente y miró hacia el techo tratando de hallar paz o tranquilidad en todo el alboroto que su corazón y mente hacían. Ambos batallaban sin cesar, no tenían fin. El desahogo con Anahi había servido para estar bien por un rato pero nuevamente el torbellino de sentimientos e ideales volvían a girar sin dar alguna respuesta. Más allá de que su corazón gritaba lo que sentía, su mente analizaba la situación dando siempre por acertado lo que se suponía que era lo correcto. Pero en ese entonces ¿Qué era lo correcto? ¿Ignorar a Christopher? ¿Dejarlo ir cuando su corazón vivía por él? Estaba envuelta de tantas dudas, su corazón decía una cosa, su mente, otra.

En una hora volvería a verlo, sabiendo perfectamente que Christopher querría hablar con ella. ¿Estaba lista? ¿Realmente estaba segura de lo que iba a hacer? Sacudió su cabeza y volvió a mirar fijamente al techo. Aunque muriera por dentro, sonreiría para afuera. Pero ¿podria? El sentimiento era aquello que no se podía evitar y ella estaba haciendo todo lo contrario. ¿Cómo podría abandonar lo que la hace feliz? Después de tanta represión, había liberado su amor por Christopher entonces ¿Por qué ahora decidía otra cosa? Y enseguida las palabras de Natalia se hacían presentes en su mente. “Christopher pertenece a Natalia y yo no puedo quitárselo” pensó. Era tan fuerte lo que sentía por él y por eso, preferiría verlo feliz con otra persona ¿Pero y ella?

Se levantó de la cama y caminó derecho para el baño a darse una ducha.

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- Hijo ¿Estás seguro? – Alexandra preguntó por quinta vez mientras le daba un sorbo a su café.

Christopher blanqueó los ojos y le dio un mordisco a su tostada. – Si, mamá. Ya estoy dado de alta, descansé lo suficiente. Estoy listo para volver a ensayar, además faltaban días para el primer show – se excusó. No iba a permitir que ningún dolor ni consejos de su madre impidieran su regreso a los ensayos, pero más que nada para poder verla, al fin. Estaba harto de esperar, de llamarla, de mandarle mensajes y que ninguna sea respondida. Era el día para aclarar las cosas de una vez por todas.

-Es que me has dicho que estabas dolorido y no es bueno que vayas a hacer esfuerzo cuando te duele el cuerpo – dijo preocupada.

- Mamá – le tomó la mano y la miro fijo – Estoy bien, los medicamentos hicieron sus efectos. Estoy bien. – volvió a repetir para tranquilizar y no preocupar a su madre.

- Okey, te creeré. Cualquier cosa, me llamas ¿si? – elevó las cejas.

- Si, mamá – y le dio el ultimo sorbo a su café con leche. – Ahora ¿me llevas? – preguntó.

- Claro, mi amor. Vamos. – asintió con la cabeza y sonrió.

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El reloj marcaba las 8:30 de la mañana cuando Dulce aparcó su coche en frente del estudio. Soltó un suspiro entrecortado, los nervios estaban acabando con ella. Apenas había desayunado porque la idea de volver a verlo, de enfrentarse con Christopher, apretaba aun más el nudo en su estomago. También era consciente de que si su mirada se encontraba con la de él, todo lo que había decidido se habría ido por un tubo y se envolvería en sus brazos. Haría todo lo que fuera para evitar que sus sentimientos la dominaran, por eso, estaba llegando tarde al ensayo, así Christopher no tendría cómo hablar con ella, por un momento. Se bajó del coche y corrió hacia el estudio para que la lluvia no la mojara por completo.

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