Capítulo 48 - Vaya forma de recibirme.

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Una semana había pasado luego del viaje a Brasil. Pedro les había dado varios días libres para cargar energías y continuar ya que los siguientes shows se darían por las ciudades de México. Todo marchaba bien en cada uno, Christopher y Dulce se dieron sus encuentros a escondidas de la prensa, disfrutando de las minis vacaciones. Mientras que los demás se pusieron al día con sus próximos proyectos.

Los rayos del sol entraban sin permiso a la habitación iluminándola por completo mientras el delicado timbre no dejaba de sonar. Sobresaltada, su cabeza salió debajo de la almohada y apenas pudo abrir los ojos cuando uno de los rayos pegaba directamente a sus mieles. Levantó un poco más la cabeza y miró a su alrededor. Todo en su lugar, todo en orden. Nuevamente el timbre volvió a sonar. La idea de imaginarse quién era la persona intensa que tocaba desesperadamente el timbre lograba enfadarla más. Brusca, se quitó las sábanas de encima y caminó directamente hacia la puerta tropezando con algunos cojines que estaban tirados.

-¡Ya voy! – gritó cuando el timbre volvió a sonar. Descolgó la llave y se dispuso abrir. Una sonrisa que iluminaba cada rincón de su corazón se hizo visible cuando la puerta se abrió y dejó ver quien era aquella persona “intensa”. - ¿Tú? – murmuró a la vez que sus ojos se detenían en las manos. Un ramo de flores y una canasta. Volvió a subir la mirada y sonrió tímidamente.

- De veras que mi ropa te queda muy sexy – dijo Christopher a la vez que se acercaba y besaba sus labios. – Buenos días, dormilona – susurró.

Enseguida sus ojos bajaron y se halló con la camisa de Christopher. – Buenos días, mi amor - se acercó a él y tomó su rostro para luego besarlo. - ¿Qué haces aquí? Te pueden haber visto – dijo mientras volvía a ver sus manos.

Con una sonrisa e ignorando lo dicho – Esto es para ti – entregándole el ramo de flores – Y esto – enseñando la canasta – es nuestro desayuno. – le guiñó el ojo.

Tomó el ramo de flores, más bien, las diez rosas rojas que perfumaban su interior al olerlas. – Están preciosas – dijo mientras volvía a inspirar el perfume que destilaban las rosas rojas – Gracias, bebé – y le dio un beso cálido.

Se hizo a un costado para darle el paso y Christopher ingresó soltando un suspiro profundo. Pues se había arriesgado de ir a ver a Dulce sabiendo que quizás estaría Rodrigo pero para su suerte no fue así.

-Pondré las flores en agua, ponte cómodo ¿sí? – dijo Dulce a la vez que se encaminaba hacia la cocina pero Christopher la tomó del brazo y la trajo hacia él.

- ¿Dónde crees que vas? – preguntó mientras la pegaba más a él.

- ¿A poner en agua a las flores? – alzó las cejas sin evitar sonreír.

Christopher frunció los labios y la miró fijo – Respuesta equivocada, señorita – y se fundieron en un beso de amor, de pasión.

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Mientras tanto… Anahi había tenido una sorpresa agradable cuando despertó. Su prometido, Manuel, había ido al DF para encontrarse con ella. Entre risas, caricias y besos desayunaron felices en la casa de la guera. En todo momento hablaron de su boda y hasta Anahi realizó llamados para organizarlo todo una vez que terminara RBD. Aunque resultaba un poco triste la idea de que en unos meses la banda terminaría, era consciente de que ya estaba llegando el tiempo para darle fin a aquella etapa única y mágica, y dedicarse absolutamente a su matrimonio pues las ansias de ser madre aumentaban cada día más.

No sólo la mañana había tenido sorpresas para Anahi y Dulce, esta vez Poncho se estaba dando una oportunidad al amor y así, con aquella bella mujer que le robó la atención, se volvieron a ver. Isabela era una modelo mexicana y regresó a su país semana después obviamente sin perder contacto con Poncho quien la invitó esa misma mañana a desayunar juntos. Entre risas, anécdotas, caricias llegaron a fundirse en un beso tierno y cálido. El amor estaba entrando en Poncho y esta vez, lo permitió.

Volver a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora