Capítulo 33 - El reencuentro.

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-Quiero decirles… - rió ante la multitud que coreaba su nombre. – Esta noche es muy importante para mí, no sólo por haber vuelto al escenario con mis 5 rebeldes, sino porque entre ellos hay alguien especial y hoy le quiero decir algo delante de ustedes. – exclamó. – Quiero que ustedes sean testigos – les guiñó el ojo y los fans no paraban de gritar. Su euforia era la energía más vibrante y estremecedora para Dulce en ese momento.

Respiró hondo. Estaba nerviosa, le sudaban las manos pero muy segura de lo que iba a hacer. Esta vez, nada se lo impediría. Comenzó a caminar hacia un costado del escenario donde se encontraban sus compañeros mientras los fans, intrigados, más nerviosos que ella, ansiosos, desesperados, la seguían con la mirada. Continuó caminando hasta pararse enfrente de Christopher. Tragó saliva para calmarse y le sonrió.

-Ven – le susurró y extendió su mano para que Christopher se la tomara.

Christopher la miró fijo con el ceño fruncido, confundido, sin entender nada, pero de todos modos tomó su mano y dejó que lo guiara. Tomados de la mano, sintiendo la corriente eléctrica que corría entre ellos caminaron hasta el centro del escenario. Esta vez, los fan gritaron tan fuerte que el estadio temblaba por sus voces, lo que muchos imaginaron se estaba siendo realidad en aquel centro. Dulce sonrió nerviosa y exhaló para tomar el suficiente valor. Se paró enfrente de Christopher y acomodó el micrófono para poder hablar.

Lo miró fijamente a los ojos y comenzó a hablar. – Aquí – señaló con la mano al público – ha nacido todo esto que siento por ti. Y por eso quiero que ellos sean testigos porque han sido los primeros en creer este amor. – hizo una pausa, se acercó más a él que estaba quieto escuchando atento a todas las palabras que salían de Dulce y sin dejar de mirarlo, lo tomó de la mano. – Chris, perdóname por ser la más idiota, por no creer en ti, por no escucharte, por ser una testaruda. Eres lo más importante de mi vida y no quiero perderte. Te amo – confesó, las lágrimas se asomaban en sus ojos, apunto de escapar.

Christopher esbozó una sonrisa y envolviéndole la cintura con ambos brazos, la trajo hacia él y la besó. Lentamente, Dulce rodeó su cuello con los brazos e intensificó más el beso. Los fans estaba en una mezcla de felicidad, emoción, alegría, locura y amor, sus gritos y llantos eran la más dulce melodía que podía tener aquel momento.

Continuos golpes fuertes en la puerta se hicieron presentes en la habitación del hotel, tan fuertes que Dulce sobresaltó de la cama asustada y confundida.

-¡Dulce, Dulce, Dulce! – una voz masculina gritaba detrás de la puerta.

Sumergida en una confusión, se levantó de la cama y caminó rápidamente hacia la puerta, los golpes zumbaban en su cabeza, la estaban alterando. Cuando la abrió se encontró con una sombra enorme que la cubría totalmente. Era Luisillo.

-¿Qué pasó? – dijo con voz ronca, aun no se hallaba en la realidad.

- Dul, ya son las 10 de la mañana. Es momento de ensayar y comenzar con las pruebas de vestuario y maquillaje. ¡Hoy es el día! – exclamó emocionado con una sonrisa.

- Ya… - musitó. – Me cambio y bajo – mientras se refregaba los ojos.

- Rápido, ya están todos desayunando. – comentó.

Dulce asintió con la cabeza y cerró la puerta. Perdida en sus pensamientos, caminó de vuelta hacia su cama y se sentó. Se masajeó suavemente la frente mientras trataba de volver al sueño. Si, era un sueño pero tan real que la dejó confundida. Había sentido los labios de Christopher, sus brazos rodeando su cuerpo, su sonrisa que traspasaba su ser. Era tan real que la confusión se planteaba posible en su cabeza. Como decía Sigmund Freud “los sueños son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos”. No existía mejor frase para lo que le sucedía a Dulce.

Volver a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora