El mago anillero

Capítulo XXII

-Esto es malo –dijo Dante cuando los chicos se reunieron en la sala de menesteres después de clases, mientras él estaba dibujando con tiza un círculo mágico en la puerta –con aurores merodeando por el castillo no podremos entrar en la sala con normalidad.

-Además muchos aurores han sido estudiantes de Hogwarts –dijo Ivy –¿y si alguno conoce de esta sala?

-Ya pensé en eso –Dante termino el círculo mágico –modificare esta sección para que se habrá únicamente a nosotros.

- ¿Puedes hacer eso? –pregunto Scarlett.

-Es simple una vez entiendes la estructura –dijo Dante –la sala de menesteres no es solo esta sala, es un espacio doblado sobre sí mismo que se modifica a las necesidades de quien la utiliza, solo aislare esta sala, aunque conozcan como entrar en la sala de menesteres no entraran en esta sección.

-Eso soluciona una buena parte del problema –dijo Scarlett –pero ¿que haremos cuando queremos entrar o salir?

-Tendremos que ir con el doble de cuidado hasta ahora, por lo pronto los vuelos de la thuderwild se reducen a cero hasta nuevo aviso... necesito que vengan –Dante les indico a sus amigos que pusieran sus manos en el círculo de la puerta, luego coloco sus propias manos en este, el circulo brillo con un rojo intenso y se quedó grabado en la madera como si alguien le hubiera pasado una marca de hierro caliente –con eso bastara.

-Supongo que estudiaremos en la biblioteca –dijo Ivy –por mi está bien.

-Por mi también –dijo Scarlett.

-Sea aquí o en la biblioteca tendré que estudiar –dijo Howard sin ánimos –supongo que es lo que me toca ¿Qué le voy a hacer?

- ¿Estudiar sin quejarte? –sugirió Dante en tono burlesco.

-Muérete.

Después de que las chicas se rieran, los cuatro amigos salieron de la sala de menesteres de camino al gran comedor.

Los aurores no se hicieron esperar, al dia siguiente, los estudiantes dieron la bienvenida a un grupo de quince aurores que a partir de ese momento vigilarían el castillo las 24 horas de día, durante las próximas dos semanas, en palabras de la propia directora, sin embargo, la persona que llamo la atención de los estudiantes fue el líder de ese grupo de autores, un hombre que debería estar por los sesenta años, no tan alto y algo flacucho que llevaba puesta un par de gafas circulares y túnica negra.

-Espera –dijo Dante al ver bien al jefe de los aurores que ahora estaba estrechándole la mano a la directora como si fueran viejos amigos –ese no es...

-Harry Potter –dijo Scarlett sentada al frente del chico, ambos miraban al auror.

- ¿Qué hace él aquí? –pregunto Dante –no se supone que era el jefe de la oficina de aurores.

-La escuela no ha sido atacada en muchos años, seguramente pensaron que si algo de la escala de Voldemort volvía a pasar sería mejor que el jefe de todos los aurores estuviera presente para asegurarse de que eso no pasara.

-Parece que va a hablar –dijo Claude, sentado al lado de Scarlett.

Dante vio como Harry Potter, se alejaba de la mesa de los profesores y se acercaba a las mesas de las casas, que ahora habían entrado en silencio al ver las intenciones que tenía el hombre de hablar.

-Hola a todos –dijo el un tono calmado y tranquilizante –es para mí un gran placer estar de vuelta en la escuela que me educo y me dio tantos años de felicidad y buenos recuerdos, este lugar es muy importante para mí y quiero protegerlo y a ustedes con todo lo que tengo, así que les aseguro que no tienen nada de qué preocuparse...