– Como comprenderás Sato — la pelirrosa parecía haber perdido todo tipo de confianza y ego sobre si misma. Decir que a todos le sorprendió verla al día siguiente de aquella manera era poco —, no podemos dejar pasar el incidente así como así. Me temo que vas a tener que encargarte de ser la que cierre el local. Ten más cuidado la próxima vez
Miyuki suspiró y asintió. A nadie le gustaba tener que ser el encargado o la encargada de cerrar el local. Era el que se tenía que quedar alrededor de una hora más para limpiar todas las mesas y el suelo, y por supuesto, no era pagado.
Salió del despacho, y fuera de este le esperaba la rubia favorita de toda la cafetería.
– ¿Empate? — preguntó suavemente, con una mirada preocupada —.
– Empate — confirmó la castaña, suspirando de nuevo —. Me encargo de cerrar la cafetería.
– Sigue Miyuki 39, Nakamura 1 — murmuró para sí, fingiendo que había ignorado lo último que había dicho la contraria —.
– Aun así te tengo que dar las gracias, Sakurai — la nombrada se volvió sorprendida hacia su amiga, la cual simplemente se empezó a dirigir a su puesto de trabajo —. De no ser por ti, seguramente ahora estaría buscando trabajo en cualquier sitio. Te debo una y gorda.
La rubio infló sus mejillas, intentando contener su alegría. Era la primera vez que Miyuki le agradecía por algo, y no porque fuera desagradecida, sino porque nunca se había visto en la necesidad de pedirle ayuda. De hecho, era la rubia la que desde que eran adolescentes le pedía de forma constante favores.
Empezó a dar pequeños saltos de emoción, y después se tiró al cuello de la castaña para abrazarlo, tirando de él.
– ¡Te quiero Miyuki!
– ¡Me estas partiendo la espalda Sakurai!
···················
– Lo de siempre por favor
Miyuki miró al peliblanco con una expresión confundida, el cual a su vez le miraba con una sonrisa divertida en el rostro. Era la primera vez en el tiempo que llevaba en la cafetería que le decían esa frase. Normalmente, aunque un cliente fuera de forma frecuente al establecimiento, siempre solía pedir la comanda entera, aunque comiera siempre lo mismo.
Se mantuvo así durante unos segundos, hasta que finalmente sonrió y asintió.
– Entendido
Al rato, apareció con los dulces que el peliblanco solía pedir. Al verlos, él sonrió aun más, y eso hizo que el corazón de la castaña se acelerara momentáneamente. Su expresión le recordaba a la de un niño pequeño cuando sus padres le traían algún regalo por sorpresa. Solo pudo volver a la realidad cuando el contrario sacó la cartera y pagó los dulces con el dinero justo.
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𝓛𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 | Gojo Satoru |
Fanfiction- "Este ha sido el secreto que me has ocultado hasta a mi. Bien, lo comprendo, pero eso no quiere decir que me deje de doler" ☆ Jujutsu Kaisen no es de mi propiedad, le pertenece a Gege Akutami. ☆ La portada no es mía, créditos a su creador. ☆ Gojo...