- "Este ha sido el secreto que me has ocultado hasta a mi. Bien, lo comprendo, pero eso no quiere decir que me deje de doler"
☆ Jujutsu Kaisen no es de mi propiedad, le pertenece a Gege Akutami.
☆ La portada no es mía, créditos a su creador.
☆ Gojo...
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Lo siento, no voy a poder pasar año nuevo contigo
Los ojos de Miyuki se oscurecieron al leer ese mensaje. Estaba tumbada en la cama, abrazando un peluche (el que había conseguido en el festival de verano), a un paso de caer en los brazos de Morfeo, cuando notó que su móvil vibraba encima de su mesita de noche.
Claro. No hay problema. Avísame cuando podamos volver a vernos
Su mensaje se quedó en visto. Esperó durante dos minutos, hasta que finalmente apagó la brillante pantalla del móvil, lo dejó de nuevo en su sitio, y se volvió a aferrar al peluche, hundiendo ahora la cara en él.
Ni siquiera sentía una pizca de ira o irritación porque Satoru no pudiese pasar año nuevo con ella. Había perdido a su mejor amigo, y Miyuki no podía evitar recordar cuando fue al funeral de Ryu. Todavía le dolía el recuerdo de esa ceremonia, el despedirse de su mejor amigo para siempre. Sobre todo, le encogía el corazón el como no pudo ver las señales de su depresión.
Como no pudo ser una amiga para él y, por lo menos, salvarle del suicidio.
No quería imaginar como se estaría sintiendo Gojo ahora. Con solo intentar hacerlo su corazón se estrujaba y una fuerte presión aparecía en su pecho.
En ese instante, su único deseo era poder ser un punto de apoyo para Satoru. Quería ser lo que ella no tuvo cuando perdió a Ryu. A pesar de que tuvo a Sakurai, y ella hizo su mejor esfuerzo, solo quiso hacerle olvidar el dolor, alejarla de él. Pero siempre volvía, haciendo más daño que la vez anterior. A pesar de que no fuesen visibles, sentía como si esa experiencia le hubiese dejado el cuerpo lleno de cicatrices. Miyuki quería ayudar a Gojo a aprender a lidiar con ese dolor, a poder hablarlo para que se desahogara, no ignorarlo, porque siempre regresaría de alguna manera. Evitar que él, al mirarse al espejo, solo pudiese ver esas cicatrices que los demás no podían apreciar.
— De verdad que quiero ayudarte... — fue lo último que dijo, antes de caer dormida, sin notar las lágrimas que estaban cayendo de sus ojos.
·····
— Mi-yu-ki — cantarreó Sakurai, acercándose a su amiga mientras que esta preparaba algunos dulces en la cocina —, ¿tienes planes para año nuevo?
La rubia pudo notar por unos instantes como el lenguaje corporal de Sato se tensó, aunque al final solo suspiró y le dio la espalda para dirigirse a uno de los hornos.
— Había pensado que igual te gustaría ir al festival con Suzui, Ito, y una servidora. — contestó, señalándose a si misma mientras que sacaba la lengua.
