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 Satoru se había marchado a su viaje de negocios, dejando sola durante la última semana de julio a una Miyuki muy confundida, aunque también bastante enferma

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Satoru se había marchado a su viaje de negocios, dejando sola durante la última semana de julio a una Miyuki muy confundida, aunque también bastante enferma.

En los últimos días, la castaña sentía como si en el abdomen tuviera un cuchillo, y cada vez que se movía, se le clavaba más y más. La fiebre ya empezaba a ser algo bastante preocupante, y constantemente tenía unas nauseas horribles que le hacían tener que dejar de hacer lo que estuviera haciendo para ir al servicio.

Y como no, no había faltado a trabajar ni un día. Sus compañeros notaban evidentemente que algo le pasaba, pero con su tozudez, se negó a admitir cualquier síntoma de enfermedad o malestar para poder seguir trabajando con normalidad, o por lo menos con toda la normalidad que podía cuando sentía aquellas punzadas en su abdomen, cada una más insoportable que la anterior.

Tiró de la cadena del servicio y se irguió lo mejor que pudo para lavarse la boca y los dientes. Antes de salir, tomó su temperatura y con un pequeño gruñido dejó el pequeño aparato que indicaba que tenía 39, 4 º.

Era un día nublado, no había mucha gente en la calle. Miyuki se dirigía a la cafetería tambaleándose a ratos. Cada vez que podía, se apoyaba en algo para descansar unos segundos y dejar que el dolor disminuyese aunque fuera un poco. Le costó algo más de tiempo llegar a su destino. Estaba intentando abrir el local cuando se dio cuenta de que su cuerpo empezaba a responder cada vez menos, y su visión poco a poco se iba ocupando por un marco negro.

– ¡Oiii!

Giró su cabeza, solamente consiguiendo distinguir una figura a lo lejos que parecía estar saludándola. Por más que lo intentó, la poca visión que le quedaba era cada vez más y más borrosa, y de la figura solo pudo distinguir su gran altura y su cabello blanco gracias al contraste que daban los primeros rayos de sol.

Así que ya ha vuelto

Fue lo último que pensó antes de que su cuerpo dejara de responder, su visión se terminaba de volver oscura, y era victima de la gravedad, notando como caía. Juraría que lo último que vio fue a la figura acercándose a toda velocidad, y que en un abrir y cerrar de ojos estaba al lado suyo. Ni siquiera notó el golpe contra el suelo.

A partir de ese momento la castaña solo conseguía captar momentos aleatorios, como cuando sintió como la acunaban entre los brazos de alguien, como esa persona entraba gritando algo en el hospital, consiguiendo distinguir palabras como fiebre, radiografía, y como alguien hacía presión en su abdomen, provocando un leve espasmo por el dolor. Sintió como lo hacían varias veces, y lo último que recuerda distinguir fue a alguien vestido de doctor colocándole una máscara, terminando de dormirle definitivamente.


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𝓛𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 | Gojo Satoru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora