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 – Sato, te llaman

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 – Sato, te llaman. Un tal Gojo Satoru — Miyuki estaba en su descanso cuando una de sus compañeras de trabajo le dijo eso desde la puerta —. Y ve deprisa, antes de que Nakamura le incomode más.

No entendía a que se refería, ni quien podía ser ese tal Gojo Satoru.

Al salir del cuarto de empleados lo comprendió perfectamente. Su cliente peliblanco se encontraba a una distancia considerable del mostrador, de mientras que su gerente había salido de su puesto para empezar a lo que parecía "flirtear" con él, pues tocaba su pelo de forma sugerente (si se le podía llamar así a el manojo de nudos que debía estar haciendo con su mano) e intentaba tocar de vez en cuando principalmente el pecho de él, pero también podría ver intentos de tocar su brazo o su hombro, intentos fallidos, pues él siempre se alejaba.

Miyuki carraspeó con fuerza, la justa para que el hombre pudiera escucharla y girar a verla, suspirando aliviado de no tener que seguir conversando con la otra mujer.

– ¡Miyuki! — se acercó corriendo al mostrador y le dedicó una sonrisa animada, provocando que el corazón de la nombrada empezara a latir más fuerte de lo normal — Se que estás en tu descanso, pero, ¿puedes ponerme lo de siempre y salir un momento? Es que quiero hablar contigo sobre algo.

– De hecho... — ambos se volvieron al escuchar la voz de Nakamura algo más aguda y molesta de lo normal — El descanso de Sato ya va a acabar... Así que creo que no podrá darse ese encuentro...

La castaña le miró con mala cara, y empezó a estrujar su cerebro para encontrar una solución. ¿Cómo podría escaquearse de aquella situación e impedir darle una victoria a Nakamura? Solo le costó unos segundos encontrar una rápida respuesta. 

– Hoy Sakurai ha faltado por enfermedad, Nakamura — habló, recibiendo una mirada confundida de la contraria —. Habíamos acordado de que yo cubriría su turno de apertura de la tienda, pero que, a cambio, me dejara una media hora más de descanso para que pudiera ir a su casa y darle la comida, ya que tiene varicela y no quiere contagiar a nadie. ¿No se acuerda? Todavía me queda la mitad de mi descanso.

Ver la cara enfadada de su gerente fue su mayor satisfacción en aquel momento. Desde que había hablado con su tío por su comportamiento, había estado evitando malos roces con los empleados, aunque eso no quitaba que siguiera sin hacer caso a las solicitudes que presentaban los empleados para mejorar el entorno de trabajo y que no parara de intentar ligar con los clientes.

Tras varios minutos, ambos estaban sentados en una de las mesas más apartadas del local, junto con todo el pedido de Gojo,

– Menuda lengua tienes, Miyuki — comentó el peliblanco mientras empezaba a abrir la primera caja que contenía un trozo de pastel —. No te importa que te haya llamado de una forma tan informal ¿verdad? — la contraria negó con la cabeza — Es que esa señora ya me estaba molestando un poco y parece que no sabe el significado de la palabra 'no' — Miyuki hizo un gran trabajo aguantando la risa de que a Nakamura le llamaran 'señora'. Si ella lo hubiese escuchado directamente, le habría dado de inmediato tres infartos y varias embolias —.

𝓛𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 | Gojo Satoru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora