𝟚𝟡

2.9K 299 72
                                    


 Agosto acabó terminando, y con ello todo el mundo pensó que el calor por ende se iría junto con las vacaciones de verano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Agosto acabó terminando, y con ello todo el mundo pensó que el calor por ende se iría junto con las vacaciones de verano. Error. Aquel maravilloso final de verano había llegado con una ola de calor de última hora, así que allí se encontraba Miyuki, el 16 de septiembre, en mitad de la calle con el vestido sencillo azul, esperando a su pareja. No le había dicho que iban a hacer, respondiéndole cuando le preguntó que iba a ser una sorpresa. Se sentía muy nerviosa. Era la primera vez que tenía una cita en mucho tiempo, pero juraría que era la segunda vez que de verdad sentía algo por la persona con la que iba a salir. La primera vez...

– ¡Oi! — saludó el peliblanco, rescatándola de hundirse en sus pensamientos. Estaba a tan solo un metro de ella. La fémina sonrió al ver a su acompañante finalmente frente a ella.

– Has llegado justo a tiempo — dijo, acercándose un poco más a él, mirando el reloj de su muñeca, afirmando que por una vez en su vida no se había pasado de la hora —. ¿Qué tienes planeado hacer hoy?

– Ya lo verás — contestó con una sonrisa, recolocándose las gafas de sol y acortando la distancia para inclinarse y darle un beso en la sien mientras pasaba su brazo por encima de los hombros —. Te has puesto el vestido que compramos, ¿no?

– Sí — pasó su brazo por la cintura del otro para estar más cómoda a la hora de caminar. Sintió sus mejillas sonrojarse ligeramente cuando el contrario le apegó más a él — Hoy hace mucho calor y era lo mejor que tenía en el armario.

Ambos caminaron en esa posición por un buen rato, hasta que el calor se hizo demasiado incómodo para ambos por lo que tuvieron que separarse para poder airear un poco sus cuerpos. Durante el camino, Miyuki regañó a Satoru por osarse a llevar ropa de manga larga, mientras que él trataba de justificarse de alguna forma, aunque tuvo suerte cuando llegaron al restaurante en el que tenía pensado que comieran.

– ¿Ramen? — preguntó un poco confundida la de pelo caoba cuando entraron al local.

– ¡Sí! ¡Aquí hacen el mejor ramen de toda la zona! — exclamó el varón emocionado, mientras la guiaba a una mesa algo más apartada.

Ambos pidieron y de mientras que conversaban de cosas triviales empezaron a llegar los "entrantes" que había pedido el peliblanco: Gyozas, pan bao, tempura y un tartar de salmón. Algunas veces Miyuki se preguntaba como su pareja podía seguir tan delgado, aunque aquella vez ella también se animó a probar, así que no se lo comió todo Satoru. Después de que terminaran de comer la última gyoza, llegaron los cuencos de ramen.

– ¿Puedo probar? — preguntó de forma algo infantil el varón, mirando atentamente el cuenco de la fémina. Ella le miró con algo de recelo, calculando si sería capaz de comerse los dos cuencos de ramen el solo, pero al final asintió con una sonrisa.

Ya he comido suficiente para hoy y para mañana — pensó, recordando los entrantes.

El contrario abrió la boca, alargando un 'ahhhhh'. La de pelo caoba tardó unos pocos segundos en captar el mensaje, pero al final cogió con sus palillos unos pocos de fideos y los acercó a la boca, que en menos de unos segundos ya había engullido los fideos. Sintió como el dueño del lugar les miraba un poco mal porque, bueno... Así no se comía el ramen y era una falta de educación comer de los palillos de otro. Pensó en pedir la cuenta cuanto antes para evitar que aquel hombre acabara memorizando su rostro por si iba a ese local de nuevo, pero al agachar la mirada y ver su vestido recordó las palabras que le dijo Satoru el día que lo compró: ¿Y a quién le importa lo que la gente piense de nosotros?

𝓛𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 | Gojo Satoru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora