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 El 24 de diciembre al anochecer se librarían dos grandes batallas

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El 24 de diciembre al anochecer se librarían dos grandes batallas. Una en Shinjuku y otra en Kioto. En cada una se liberarían 1000 maldiciones que intentarían acabar con la vida de todos los que no fueran hechiceros, a la vez que estos tendrían que lidiar con ellas para evitar aquellos daños.

Aquel era el anuncio que había hecho Suguru Geto, su único y mejor amigo, al que dejó vivir luego de su última charla, años atrás, ¿y qué estaba haciendo él en aquel momento?

Tomando té en una cafetería con su novia a la cual le había dicho que era un profesor corriente de preparatoria.

Un profundo suspiro se escapó de sus labios mientras miraba su reflejo distorsionado por el té y oscurecido por las gafas de sol.

Sintió una suave presión en sus labios que le hizo volver a colocar los pies en la tierra, alzando su mirada para encontrarse con aquellos ojos caoba que le tenían cautivado. Lo que hacía presión para intentar abrir su boca era una cucharilla que llevaba un trozo de pastel que había pedido con anterioridad.

— ¿Te encuentras bien? — la preocupación era más que evidente en la voz de la fémina — Parece como si estuvieras en otro mundo. No has ni probado tu pastel. ¿Es eso una señal de que va a venir el apocalipsis ya? — en situaciones normales aquella broma le hubiese sacado una sonrisa y hasta una carcajada, pero en aquel momento solo le provocó una mueca que ni siquiera llegaba a ser sonrisa falsa mientras finalmente dejaba entrar el dulce a su cavidad bucal.

— Sí... — suspiró de nuevo y agachó la cabeza para rascarse la nuca — Es solo que el trabajo me tiene muy estresado. Ya sabes... Los alumnos y sus problemas de adolescentes...

Tuvo que levantar su mirada por la mano que se había colocado en su mejilla. Hasta aquel momento no se había fijado en la preocupación que emanaba el rostro de Miyuki, más allá de su mirada, sintiéndose culpable inmediatamente, algo que se le hizo raro. Siempre podía hacer (y lo hacía) lo que le diera la gana, y nunca tenía esa horrible sensación recorriéndole las entrañas.

— Sabes que si pasa algo puedes contar conmigo, ¿verdad? — habló con suavidad ella, con aquel tono que solo usaba con él inconscientemente.

— Claro que lo sé — se permitió apoyarse en su mano, aprovechando aquel momento de paz, disfrutando del contacto con la suave piel —. Es que tengo un alumno que está teniendo muchos problemas, y al no saber como ayudarlo le doy muchas vueltas — aquello no era una mentira del todo, pues era verdad que Yuta podía salir muy mal parado si salía algo mal el 24 de diciembre.

Es decir, podía hacer el paralelismo de que un usuario maldito quisiera asesinar a todos con el de un bravucón que quería machacar a todos los empollones. La única diferencia sería la escala de la situación, ¿no?

— ¿Qué tipo de problemas? — siguió Miyuki, cortando otro trozo de dulce y volviéndolo a acercar a la boca del mayor, que aceptó gustoso esa vez.

𝓛𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 | Gojo Satoru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora