El sonido de la cremallera abriéndose acompañado del viento que se colaba por la puerta del balcón era lo único que se escuchaba en el salón del piso de Miyuki.
Cuando terminó de abrir la funda, se encontró delante del violín que había abandonado hace años. Lo había conservado todo ese tiempo porque le daba pena tirar un instrumento tan caro y en tan buen estado, sin embargo, no esperaba que fuese ella la que lo volviese a tocar.
Lo sacó con cuidado, y, recordando sus clases y ensayos, remplazó las cuerdas y las afinó. También tensó el arco, y tras sacar unas viejas partituras que se deshacían a pedazos y colocarlas en un atril que miraba hacia la ventana, empezó a tocarlo.
Había optado por una canción no demasiado complicada, para no frustrarse demasiado si fallaba y tenía que volver a repetir esa parte. Cuando era adolescente tocar el violín siempre la había ayudado a gestionar sus emociones. Si se sentía triste, enfadada, o molesta por algo, tocaba el violín. Si estaba muy emocionada, también. Cualquier emoción que notaba que se empezaba a hacer ostensible era una escusa para tocar el violín.
Hacía que las mariposas negras volaran alrededor de ella, en círculos, antes de extinguirse cuando acababa la canción.
Al finalizar con éxito, Miyuki pudo escuchar un par de aplausos a su espalda. Se dio la vuelta, sorprendida más que asustada, encontrándose a Satoru, apoyado en la pared, mirándole con una sonrisa. Se quedaron un par de segundos en silencio. La mujer no sabía como reaccionar o que decir. Había pasado una semana desde su última conversación por teléfono, la del día de año nuevo, y, por un momento, no sabía como hablar o como dirigirse hacia él.
— ¿Cuándo has entrado? — preguntó con suavidad Miyuki, acabando con el silencio que inundaba la habitación.
— Hace un par de minutos, cuando aun estabas tocando. — respondió él, en el mismo tono.
Satoru parecía el de siempre. El pelo blanco despeinado, las gafas de sol oscuras, su ropa ancha y las manos metidas en los bolsillos, y aun así, la fémina podía notar que había algo distinto en él. Puede que fuese que la pérdida de su mejor amigo le hubiese dejado una huella que pudiese notar, aun cuando intentaba actuar con normalidad.
— No sabía que podías tocar el violín — comentó ahora Satoru, intentando retomar la conversación —. Al final sí que va a ser cierto que vamos a compartir varias clases. — siguió, con tono bromista, a lo que Miyuki soltó un bufido, con una expresión divertida en su rostro.
— Hacía mucho que no lo hacía, pero la psicóloga me ha recomendado que lo intentase retomar. — contestó ella, mirando el instrumento en sus manos.
— ¿Psicóloga?
— Sí, bueno... Año nuevo, vida nueva — Miyuki soltó una pequeña risita, intentando aliviar un poco la tensión que parecía haberse formado en el ambiente —. Simplemente... He estado muy feliz últimamente, y no quiero echarlo a perder de alguna manera. He pensado que igual debería de comentar algunas cosas con un profesional y así no acabar en un futuro... — silbó mientras que con su dedo hacía un círculo alrededor de su sien.
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𝓛𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 | Gojo Satoru |
Fanfiction- "Este ha sido el secreto que me has ocultado hasta a mi. Bien, lo comprendo, pero eso no quiere decir que me deje de doler" ☆ Jujutsu Kaisen no es de mi propiedad, le pertenece a Gege Akutami. ☆ La portada no es mía, créditos a su creador. ☆ Gojo...