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 – ¿P-Patinaje sobre hielo? — tartamudeó la castaña, dejando de comer su edamame —

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– ¿P-Patinaje sobre hielo? — tartamudeó la castaña, dejando de comer su edamame —

– ¡Sí! ¡La pista que he mirado está abierta todo el año! — exclamó el mayor — ¡Podemos ir juntos!

– No-No tengo patines

– Yo tampoco. Los podemos alquilar allí — expresó con felicidad —.

– ¿No suele hacer mucho frío en esas pistas?

– Cuando empecemos a movernos entraremos en calor. La gente suele ir con manga corta debajo de la chaqueta.

– ¿No habrá mucha gente?

– En esta época del año no suele ir nadie. Además, hoy es domingo en mitad de curso, ¡seguro que eso reduce el número de gente! — al percatarse de que la menor bajaba la mirada, se extrañó un poco — ¿Te gustaría ir? Parece que no te hace mucha ilusión el plan. No me importa si no te gusta...

– No. Me gusta el plan. Vamos a patinar — afirmó, llenando su boca de comida para no tener que hablar más sobre eso —.

– ¡Qué bien que te guste! — sonrió el peliblanco, juntando sus manos —


·····


El dedo de Miyuki se movía rápidamente por la pantalla del móvil, leyendo rápidamente toda la información de la página web que estaba visitando.

"Primer truco: No estés nervioso. Las primeras veces siempre... "

No pudo seguir leyendo esa página. Claro, eso lo decía el tipo que escribía tranquilamente el artículo desde su casa. Ya quedaban pocos minutos para que el tren llegara a su destino, y todas las páginas web daban o consejos muy inútiles o consejos para un profesional. Eso no le estaba gustando ni un pelo. ¿Por qué ninguno podía explicarse bien por Internet?

– ¿Pasa algo, Miyuki? — preguntó el peliblanco al notar el movimiento nervioso del dedo sobre la pantalla.

– No. Es que tengo frío — inventó, apagando el móvil para guardarlo. Ya habían llegado a su destino —.

En el camino, tropezó tres veces con sus propios pies, y de mientras que alquilaba sus patines empezó a morderse las uñas. No lo iba a admitir. No. Aquello era ridículo.

Se pusieron los patines y se dirigieron caminando hacia la pista. Efectivamente, no había demasiada gente. Parecía que ese tipo de cosas siempre era capaz de predecirlas el peliblanco.

El primero en pisar la pista fue Satoru, que se adaptó perfectamente, patinando un par de metros antes de darse la vuelta para esperar a la menor, que se quedó a un paso de entrar. Esperó unos segundos, que se transformaron en un minuto, donde ya empezó a dudar si iba a entrar o no. Se acercó a ella, que se estaba abrazando los brazos. Estaba temblando. Necesitaba admitirlo.

𝓛𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 | Gojo Satoru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora