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 – Satoru — la voz del director hizo al peliblanco detenerse de su camino al exterior de esa habitación y girarse para verle de nuevo —

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 – Satoru — la voz del director hizo al peliblanco detenerse de su camino al exterior de esa habitación y girarse para verle de nuevo —. Últimamente te noto algo más... Extrovertido, por así decirlo.

– ¿A qué te refieres? — preguntó con indiferencia el profesor mientras terminaba de girarse para mirarle bien.

– Estás saliendo mucho más de lo normal — explicó mientras volvía a su tarea de coser peluches —. Normalmente salías para comprar dulces de vez en cuando, pero he notado que ahora lo haces con bastante más frecuencia.

– ¿Tiene algo de malo? — volvió a preguntar indiferente mientras echaba la cabeza hacia atrás.

– ¿Has conocido a alguien? — soltó sin rodeos, incluso dejando de coser — Sabes que si estás empezando a salir con alguien ajeno a la hechicería y...

– Ya, ya. Pondría en peligro su vida si me descuido y descubren que tengo una relación cercana con esa persona — volvió a colocar la cabeza bien, con una expresión aburrida —. ¿A qué viene esto ahora?

– Ya sabes lo que pasaría si asesinan a una persona por culpa de su relación con un hechicero, y la repercusión que tendría sobre este, ¿no?


·····


Aquella conversación se repetía en bucle en su mente mientras veía el cuerpo dormido de Miyuki en la cama. Sabía que era un deseo egoísta, pero de mientras que pudiera mantener su mundo alejado del de su pareja, seguiría con esa relación.

Gruñó suavemente al recordar por última vez sus palabras, recolocándose para poder seguir mirando mejor a la fémina, apoyando su cabeza en su brazo izquierdo. Ella estaba tumbada bocabajo, con la cabeza apoyada sobre ambos brazos y el pelo suelto sobre sus hombros, dejando al descubierto su espalda desnuda. Su cara miraba hacia Satoru, aunque tenía los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta, dejando escapar de ella un fino hilo de saliva. La sábana blanca era lo único que cubría su mitad inferior, mientras que la parte superior estaba completamente a la vista del mayor.

Acercó lentamente su mano a la espalda de la contraria, para con su dedo corazón deslizarlo por la linea que marcaba su columna vertebral. Miyuki era muy delgada, demasiado. Si era verdad que había cogido peso desde que se conocieron, no quería imaginar como habría tenido que estar anteriormente. Podía ver todos los huesos de sus costillas y columna vertebral marcarse con una facilidad preocupante por el simple hecho de respirar pausadamente. Al llegar al final, colocó su palma completa sobre la espalda baja, sintiendo como el cuerpo de la fémina, a pesar de estar solo cubierto de cintura hacia abajo, era bastante cálido. Una suave brisa otoñal se coló por la ventana, provocando un suave escalofrío en la menor, impulsándole ha acercarse más a ella, moviéndola suavemente para que se acunara en su pecho y así protegerla del frío. La rodeó con sus brazos mientras que ella murmuraba algo, supuso que quejándose de algo que segundos después le perdonaría u olvidaría.

𝓛𝓲𝓽𝓽𝓵𝓮 𝓢𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 | Gojo Satoru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora