Frívola

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Toga y Kumeko lucharon arduamente con sus habilidades pero había algo que le preocupaba al comandante  perro puesto que sintió que alguien traspasó su barrera y se inflintró al palacio, observo detenidamente hacia las colinas donde sintió el aroma de Saya.

No sabía que hacia allí pero estaba seguro que Yuki buscaba a Irause, tenía en mente  que ella  no se dejaría vencer fácilmente, Toga con el viento cortante hizo retroceder a Kumeko  para así poder irse al palacio pero este fue detrás de el.

Con su agudo sentido del olfato logró encontrarla en el  jardín acompañada de un aroma totalmente desagradable.

Irasue: ¡¡Eclipse Lunar!! (Toga se está acercando pero también viene alguien más)

Yuki: *Esquivo las esferas que pudo pero una le dio en la mano* ¡Ya me estas cansando, se supone que no deberías haber recibido entrenamiento alguno!

Irasue: Creiste que sería vulnerable toma mi vida *seria* como Lady de estas tierras debo hacer frente a todo aquel que trate de enfrentarnos.

Toga: *Se colocó al frente de Yuki* Será mejor que te  alejes de ella si no quieres morir.

Kumeko: Así que fuiste entrenada por Toga *se detuvo al frente de su nieta* aún así sigues siendo una niña débil.

El comandante perro lanzó a Yuki a varios metros de donde estaban, miro una última vez a Irasue para luego irse a terminar con la bruja, el sabía que ellos tendrían que solucionar sus problemas.

Irasue: Siempre abres tu boca para decir tonterías.

Kumeko: *sonrió* Se muy bien que piensas que  soy el responsable por haber cambiado tu actitud pero déjame decirte que es herencia familiar jajaja eres igual a tu madre.

Irasue: No eres digno de siquiera mencionarla, nunca hiciste nada para salvarla de la maldición que le pusieron *frunció el ceño* si tan sólo hubieras ayudado a mi padre ella aún estaría viva.

Kumeko: *negó* Para que querría ayudar si yo fui quien ordenó que le pusieran la maldición.

Ella abrió sus ojos como platos pero rápidamente cambiaron de color, ahora eran rojos y sus marcas se dilataban, sentía como su sangre herviá de tanta ira y coraje, levantó su espada pero Kumeko la atajó con la suya.

Irasue: Como pudiste hacer eso a tu propia sangre ¡¡Era tu hija y la mataste!! *gruñó*

Kumeko: Yo si quería a mi hija pero no me obedeció como quería *se alejó un poco* ella siempre fue frívola e inexpresiva pero me obedecía al pie de la letra a tal punto de aceptar una alianza con otro demonio para obtener más tierras pero un día salió al bosque por unas flores que llevaría a la tumba de  tu abuela, cuando volvió algo en ella cambio.....estaba sonriente, algo que jamás había visto, en los meses venideros ella se volvió en mi contra desobedienciendo a todo lo que le pedía *enojado* un día antes de sellar el compromiso desapareció sin dejar rastro alguno, pasaron dos años hasta que recibí una carta de ella anunciando  que se casaría con un perro demonio de nuestro clan quien era dueño del palacio de los vientos del Oeste, resulta que el día en el que fue por esas malditas flores se encontró con tu padre y así comenzaron su romance en secreto, durante todo ese tiempo estuvieron viviendo en el palacio de el. Me negué a darles la bendición pues había sido traicionado por  alguien a quien consideraba importante para  tener más dominios, tantas discusiones con tu madre acabaron con el poco cariño que sentía hacia ella.

Irasue: ¿¡Sólo por enamorarse fue que la condenaste!? *arqueó la ceja*

Kumeko: No soportaba la idea de que se casaría con al alguien del clan porque no podría tomar posesión de las tierras, tu más que nadie sabe que los perros del clan jamás se  dejan manipular pero encambio un demonio cualquiera si, deje el palacio pues era el dote de tu madre, tres años después volví por algunas cosas que había olvidado pero me lleve una gran sorpresa al saber que tu propia madre trató de envenenarme *suspiró* no entendía el porque hasta que hable con Moji, me dijo que tu madre estaba embarazada y que trató de matarme para protegerte de mi, porque tu eras un obstáculo más para poder asumir el control de las tierras que tenían tus padres, ya que todo sería tuyo al momento en que nacieras, jamás perdoné que mi propia hija tratará de matarme pero fui benevolente al permitir que estuviera un tiempo contigo antes de dejar que Yuki la maldijera, una vez muerta sólo era cuestión de tiempo para que tu padre también lo estuviera.

Nuestra Historia (Irasue y Inu no taisho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora